Hoy en día el futbol es cada vez más universal -sin ser necesariamente más incluyente- y llega a todos los rincones.
La FIFA cuenta con más países afiliados que la ONU y en los últimos años ha realizado Mundiales en Corea-Japón (2002), Alemania (2006), Sudáfrica (2010), Brasil (2014), Rusia (2018) y, próximamente, lo hará en Qatar (2022). El futbol refleja una realidad actual: la globalización.
En este marco el futbol hace su aparición en Cuba. Caminando por los parques y pequeñas plazas del Vedado y La Habana Vieja se escuchan nombres globales: "Cristiano" ... "Messi". Los nombres propios del futbol global se pasean por La Habana. Sin embargo, Cuba se va de la Copa Oro con tres partidos jugados, 17 goles en contra, cero a favor, y con un capitán que desertó.
Con la llegada del internet, los cubanos han tenido acceso a la información y con ella al futbol global. Volvieron al mundo - ¿o están dejando el suyo? -.
El futbol ha alcanzado a la isla sólo como producto y por ello no logra imponerse a otros deportes más arraigados a la cultura cubana. El paralelismo entre el desarrollo futbolístico de Cuba y su posición "global" es interesante. El futbol de hoy florece -con mayor facilidad- en las condiciones de una visión particular "progreso". Esto dice mucho de cómo se maneja el futbol y su inclinación política y comercial. Me pregunto, ¿realmente Cuba es quien está perdiendo?
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