El asunto de integrar excesivamente jugadores no nacidos en México pasó de una simple gripe a una preocupante epidemia. Aprovechando la máxima de Hans Kelsen (en su clásica Teoría Pura de Derecho), de que "lo que no está prohibido, expresamente está permitido", ha prohijado que los equipos saquen ventaja de esta laguna reglamentaria.
Un equipo ajeno a esta problemática es Chivas porque su tradición no le permite incluir extranjeros. Los otros 17 equipos de Primera División tienen la posibilidad de incluir 5 extranjeros y un número indeterminado de naturalizados.
De 2001 a la fecha se han naturalizado 50 futbolistas. En 2003 se desató un escándalo y se descubrieron actas apócrifas y documentos falsos en el proceso. Siete de los 50 (Sergio Vázquez, Joao Batista, Marcos Ferreira, Adelino Batista, Manuel Zandoná, Miguel Larrosa y Pablo Caballero) fueron expulsados del futbol mexicano.
Después de aquel escándalo, las aguas volvieron a su cauce,con una laguna reglamentaria. El equipo que mejor aprovechó fue Tijuana, que integró su plantel con 5 foráneos (Pablo Aguilar, Javier Gandolfi, Christian Pellerano, Duvier Riascos y Fidel Martínez), tres naturalizados (Alfredo Moreno, Leandro Augusto y Diego Olsina) y 3 méxico-americanos (Greg Garza, Joe Corona y Édgar Castillo). Con 11 jugadores nacidos fuera de México, Tijuana se coronó en el Apertura 2012.
Hasta ahora están en regla 19 futbolistas naturalizados: Alfredo Moreno (Veracruz), Leandro, Daniel Ludueña, Darío Verón (Pumas), Damián Álvarez, Lucas Lobos (Tigres), Matías Vuoso, Federico Vilar (Atlas), Antonio Naelson (Toluca), Luis Gabriel Rey (América), Pablo Gabas, Javier Muñoz Mustafá (Chiapas), José María Basanta, Neri Cardozo (Monterrey), Diego Olsina, Javier Gandolfi (Tijuana), Christian Giménez (Cruz Azul), Darwin Quintero (Santos) y Mauricio Romero (Atlante).
Como el mal ejemplo siempre cunde, hoy Pumas se armó con 8 futbolistas no nacidos en México: Verón, Ludueña y Leandro, naturalizados; y Romagnoli, Martín Bravo, Dante López, Ismael Sosa y Diego Lagos, extranjeros.
Tigres jugará con 2 naturalizados (Lobos y Álvarez) y 5 extranjeros (Juninho, Burbano, Pizarro, Danilinho y Emmanuel Villa). Igual ocurrirá con Monterrey, Atlas y Chiapas.
Mientras la Liga no ponga orden, habrá ventajas para aquellos equipos que tengan más naturalizados. Y como daño colateral, escasearán las oportunidades para los jóvenes surgidos de las canteras.
Esta es una asignatura pendiente que ya no puede seguir ignorando la Liga MX porque la fiebre de la naturalización ya se convirtió en epidemia.
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