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Se les fue el hambre
Carlos Bianchezi 'Careca' | 22-12-2013
en CANCHA
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A veces se buscan explicaciones en todos los rincones: el técnico no es el adecuado, se requiere un goleador o un contención, de un preparador de porteros, de nuevos directivos, el sistema de competencia está fallido, los árbitros, la mala suerte, etc, etc, cualquier insignificante detalle se convierte en un poderoso argumento al intentar explicar el fracaso de un equipo.

En el caso específico del Monterrey, el síntoma que presenta desde hace unos cuantos torneos es la falta de hambre de muchos. Después de una década ganadora, las necesidades y las prioridades de algunos jugadores han cambiado radicalmente.

Con la panza y el bolsillo llenos desapareció el hambre. Los triunfos de ayer saciaron a algunos y elevaron en demasía el ego a otros y hoy se mantienen por lo ya hecho en torneos atrás y no por sus méritos recientes.

Cuando un equipo de media tabla empieza a ser protagonista seguidamente, empieza a ser tratado de forma distinta por sus adversarios, pasa de ser un equipo sumamente ganable a ser el equipo a ganar.

Cuando un plantel deja de ser la sorpresa y se convierte en una realidad, todo a su alrededor se maximiza, las falsas amistades, los promotores, las muchachas, las pachangas, las desveladas, y también serán mayores las exigencias y principalmente las responsabilidades de cada jugador y directivo.

Con toda esa revolución causada por el éxito, no me queda la menor duda que seguir haciendo lo mismo que llevó al equipo a ese punto ya no será suficiente, y fue ahí en donde, según mi punto de vista, se equivocaron los Rayados.

El Monterrey, que era visto en México como un equipo fuerte, cerró el año hundido en una tremenda mediocridad por la forma tan tibia con que sus directivos han manejado a algunos de sus jugadores, y estos a su vez no fueron capaces de entender que el éxito siempre traerá consigo una gran responsabilidad.

Se perdió la pasión y desaparecieron las exigencias. Muchos jugadores ni siquiera se molestaron en ocultar su falta de profesionalismo en sus horas de descanso, y eso se reflejó en la cancha.

Ya que estamos en época de reflexión, no estaría mal que tomaran un tiempo para pensar y analizar el porqué un equipo tan bueno jugó tan mal al futbol. Estoy seguro de que no perdieron su calidad, perdieron su compromiso con la institución, con los aficionados y, lo peor, consigo mismos.

Señores Rayados, no permitan que la abundancia les quite lo que los llevó a conseguirla.

 
 
@krek9
careca@elnorte.com
 
 
 
 
 
 
 
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