Corría el año 2013, Atlas se enfrentaba a una crisis económica, una de tantas que ha tenido en su historia, la institución no tenía orden, con deudas millonarias y una serie de problemas que simplemente no parecían tener fin, fue entonces cuando sus 124 socios aceptaron vender el equipo a TV Azteca.

La venta se hizo oficial, en la ciudad de Guadalajara había mucha emoción. Tener un nuevo propietario generaba una expectativa enorme para la fiel afición rojinegra, se esperaban cosas grandes. Luego Gustavo Guzmán fue nombrado presidente del equipo que al final de cuentas no llevó a los Zorros a ningún lugar. Resumido en una palabra: fracaso.

Seis años más tarde la llegada de Irarragorri y su grupo se hace oficial, Pedro Portilla es nombrado presidente y no se puede negar que la ilusión se ha renovado, "La Fiel" ha esperado por tantos años y soportado tantas malas decisiones del pasado que la llegada de Grupo Orlegi tiene gran peso, aunque claro que las cosas no se arreglan de la noche a la mañana, y el desmadrito que dejó TV Azteca no se va a limpiar solo.

Es el momento de que la afición rojinegra sea valorada como lo que es, que se comprenda lo que la hace diferente a la de otros equipos. Es momento de que esa fidelidad que tanto caracteriza a la gente del Atlas sea de una buena vez correspondida.

 
 
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