Iniciaba un reto nuevo en el Puerto, con ilusión a tope, la esperanza por la salvación creció en el momento en que los Tiburones Rojos anunciaron que serían dirigidos por Robert Dante Siboldi.

La afición jarocha siempre alienta y en este torneo no sería la excepción. Se inició con una plantilla modesta y se notó lo complicado desde las primeras jornadas con la falta de gol, el cual se gritó hasta la Fecha 8, no sin antes superar la marca de más minutos sin anotar, que ostentaba el Atlas.

El objetivo no se conseguía (y no se consiguió). Los aficionados escualos esperaban partido a partido ver a un equipo aferrado a su permanencia en el Máximo Circuito, pero la agonía era inevitable.

El equipo del Puerto estaba a minutos de romper otra marca negativa: Convertirse en el equipo descendido con menos jornadas disputadas, y así fue, con recién 76 años cumplidos, esta institución dio otro golpe certero en el ánimo de sus seguidores. Y cuando parecía terminar el sufrimiento, es el día de hoy en que no se puede sumar de a 3.

Es aquí donde me surge una pregunta, con todo el peso que carga un seguidor del tiburón en sus espaldas, sin goles, sin ganar e incluso descensos, y aún así estar en la tribuna alentando, me pregunto... ¿Es la afición del Veracruz la más noble y fiel de México?

 
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