'Pero querías ser portero, ¿no?", le gritan sus compañeros de equipo a Sebastián Jurado, cuando le ven revolcarse por el enésimo balón dentro del entrenamiento. Sudado, agotado y sucio sonríe, porque a pesar de los goles y el extenuante sacrificio que se requiere para ser arquero, sabe que no hay oficio más enriquecedor y pleno que ser portero.

El deseo de un arquero cada vez que sale a una cancha de futbol es mantener el cero... ésa es la verdadera victoria del portero y quien le diga otra cosa, miente.

Una vez dentro del partido, la meta principal se rompe al caer el primer gol, pero permanecen muchas más que aparecen o se transforman conforme avanza el encuentro: no recibir el segundo, no cometer errores que vayan al marcador, estar concentrado cada instante, resolver la siguiente jugada, apoyar al equipo, ordenarlo, ganar el partido, por lo menos empatarlo y, algunos (pocos) días, retardar las reanudaciones para que la goleada no sea mayor. En esos casos los objetivos y las metas no terminan con el alivio del silbatazo final... permanecen incluso si después de los noventa minutos han sido nueve los goles recibidos.

Y es que Sebastián Jurado ha vivido en solamente 16 partidos en Primera División lo que ningún otro portero: debutó en un equipo donde el dueño y el director técnico contratado para el Clausura 2019 sabían que Veracruz descendería; como nunca antes, formó parte de un plantel que nunca luchó por permanecer en Primera División, pese a ser el último lugar en la Tabla de Cocientes; no conoce lo que es ganar un solo partido desde su debut, es seleccionado nacional Sub 22 y ha recibido 35 goles en 16 partidos. Sin embargo, es el arquero mexicano que todo equipo grande quisiera tener.

Decía Santiago Cañizares que "si no eres capaz de ocultar tu debilidad, no puedes defender una portería". Es una cuestión de supervivencia y hasta hoy Jurado lo ha hecho; pero nadie en México, dentro de los torneos cortos, se ha visto forzado a recuperarse de recibir nueve goles con un equipo aniquilado.

Un portero se cuece en las desgracias y en los reveses, en los momentos donde tiene que levantarse de dolorosas caídas. Pero un portero también gana prestigio con Liguillas, Finales, campeonatos y lances que significan victorias para su equipo. Y ese lado aun no lo conoce este arquero jarocho, aunque lleva un par de victorias personales con los ceros ante Pumas y Chivas.

"Pero querías ser portero, ¿no?", le dicen hoy más que nunca a Sebastián Jurado. Y hoy más que nunca lo ratifica con su respuesta, tras preguntarle cómo se siente tras el juego en Pachuca: "Listo para lo que viene, no hay de otra. El futbol te da revancha semana tras semana", me respondió. Y sí, claro que confirma su vocación, porque sabe que nunca más tendrá la oportunidad de aprovechar la lección de recibir nueve goles, así como todas las demás que en este corto lapso ha sido capaz de sobre llevar, como ningún otro portero en México.

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