"El futbol es de memoria, hay que tener memoria. Hace ocho meses lloraba (Edson Álvarez) y todos lo consolábamos cuando metió el autogol contra Suecia y ahora se viene a burlar y a reír... un equipo como América no se puede permitir eso... esperemos y nos volvamos a enfrentar ahora en Liguilla".

Lo anterior fueron declaraciones de Carlos "Titán" Salcedo en zona mixta, tras la derrota de Tigres ante América el sábado pasado por 3-0. Lo que llama la atención es que el conflicto dentro del terreno de juego se dio entre el "Machín" Álvarez y Nahuel Guzmán, portero de Tigres, no con el propio Salcedo quien, evidentemente, salió en defensa de su compañero.

¿Código de vestidor, indiscreción o palabras de ardido lo mencionado por Salcedo?

Pocas cosas son tan graves dentro del futbol y los futbolistas que romper códigos no escritos. Pero al no estar escritos resulta imposible juzgar con fundamentos a quien los rompe y su violación se convierte en una polémica, entre quienes aplauden la defensa que hizo hacia su compañero, y quienes insisten en que nada tiene que ver un triste episodio mundialista con su reacción, quizá petulante, dentro de un partido de Liga.

Para los compañeros de Selección y rivales de Salcedo, lo que hizo es grave y censurable, no así para quienes comparten vestidor en Tigres con el defensa central.

Vayamos un poco más allá: Álvarez no se metió con el primer tigre que salió a su paso tras el tercer gol americanista, sino que fue justamente hacia quien se caracteriza por burlarse de rivales y aficiones. Nahuel no es una blanca paloma y debe asumir que "quien se lleva se aguanta", como dice la frase.

Edson Álvarez crece a pasos agigantados, tiene carácter fuerte, es un jugador que llena a Gerardo Martino en la Selección Nacional (dicho por el propio DT) y hay quienes aseguran que en este verano será vendido a Europa. El panorama le ha cambiado radicalmente desde aquel autogol en Rusia y tras ser "elegido" en el peor 11 de la Copa Mundial. Después de todo hizo su mejor esfuerzo en la lateral derecha, posición donde no tenía oficio, pero cumplió.

Tarde o temprano aparece un momento en el que cada futbolista requiere del apoyo de sus compañeros de equipo. A veces en el anonimato de las divisiones menores y a veces en Copas del Mundo. Nadie repara en la rivalidad futura para tender la mano hacia un colega necesitado, pero también es muy cierto que, antes de celebrar, burlarse o realizar gestos hacia quien se acaba de vencer, sería conveniente pensar en que la "rueda de la fortuna del futbol", la famosa "rueda" que generación tras generación se menciona, volverá a girar y nos ubicará del lado necesitado. Sí, hay que tener memoria, pero sobre todo mantener los códigos de vestidor vigentes.

 
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