Es alarmante la incapacidad para ver más allá de los números, ya no digamos de los resultados.

Si un equipo gana, para la mayoría lo de menos es cómo juega. Y si un director técnico sale campeón, oficialmente es reconocido como el mejor aunque evidentemente haya varios mejores.

Si decimos que el Barcelona de los últimos 14 años es el equipo que mejor ha jugado en la historia del futbol, de inmediato salen las sesudas respuestas de quienes nos recuerdan que el Real Madrid (zarandeado ayer por el Ajax) es el máximo ganador de la Champions, sin distinguir entre la institución históricamente más triunfadora entre los clubes de todo el mundo -obviamente la merengue- y el futbol jugado por las distintas ediciones de cada equipo a lo largo de 75 años, por partir de la época en la que más o menos empezó a organizarse y profesionalizarse este incomparable juego.

Desde entonces, a nivel de clubes sólo puede hablarse de tres grandes equipos que en su momento marcaron toda una época brillando por encima del resto: el Ajax de los setenta, el Milan de los noventa... y el actual Barcelona por arriba de ambos.

Sin necesidad de "irle" a equipo alguno, sin ponerse ninguna camiseta, para quienes disfrutamos del buen juego y sabemos aquilatarlo lo anterior es incuestionable, pero de inmediato aparecen los simplistas de los números y los títulos para cuestionarlo.

Y con ese mismo simplismo numérico se desacredita o se intenta desacreditar como director técnico, por ejemplo, a Ricardo La Volpe, a pesar de su indudable legado en cuanto al futbol jugado por algunos de sus equipos, al margen de los títulos obtenidos.

¿Acaso no recuerdan algunos de ustedes con mucho mayor gusto a aquel espectacular Atlas de La Volpe -con Osorno, Zepeda y compañía- que a varios equipos campeones cuyo futbol no dejó huella alguna?

¿Y si nos ponemos a entenderle un poco mejor a este juego, más allá de los simples números, títulos, datos y estadísticas?

Para aprender a apreciar mejor lo que se juega, sería un buen inicio.

 
Twitter: @rgomezjunco