Amables aficionados: el viernes cumplí 50 años de haberme parado por primera vez frente a una cámara de televisión.

Era yo estudiante de cuarto año en la carrera de Ingeniería Química en el Tec, y un viernes al mediodía acababa de llegar a casa con la intención de comer y regresar a los laboratorios de la facultad, junto con mi compañero Rodrigo Guerra.

Entonces sonó el teléfono. Era Alejandro Roque, del Canal 6, donde tenía yo un par de meses laborando en programas deportivos fuera de cámara, para decirme que por indicación de don Humberto Cantú Tijerina, gerente del canal, me presentara de inmediato porque habían balaceado al Presidente Kennedy en Dallas e íbamos a entrar al aire en vivo desde los Estados Unidos.

El canal contaba con una repetidora en el Cerro de Papagayos, en donde se recibía la señal de los canales del Valle de Texas.

Llegué apurado a la oficina de don Humberto, vestido como iba de la escuela, pantalón y camisa, y éste se quitó su corbata y me la puso, seguido de su saco, que me quedaba grande por varias tallas, y me encaminó al estudio.

Ahí, Rogelio A. González, el famoso director del cine mexicano y quien estaba coordinando la producción, me dijo: "Sabes inglés y vas al aire", y entregándome unos audífonos para escuchar la transmisión estadounidense dijo: "¡Habla!".

Y así debuté en la televisión, comentando durante 3 días ese magnicidio que marcó a toda nuestra generación alrededor del mundo y que podría considerarse como la pérdida de la inocencia.

Como eran transmisiones de todo el día y parte de la noche, para el segundo día estuvo también en el comentario César L. Faz, a quien recordarán como el manejador de aquellos niños campeones de Monterrey que ganaron en Williamsport.

Así duramos esos días históricos hasta que finalizó el entierro, aquel redoble de tambores durante el cortejo fúnebre lo escuchaba yo hasta en sueños por semanas después.

Ese 22 de noviembre de 1963, el Canal 6 de Monterrey fue el único en el País que estuvo enlazado por televisión en vivo a Estados Unidos.

Esa misma noche, el señor Roque partió al Distrito Federal con los rollos de videocinta del día, una llamada de la Presidencia los solicitó, ya que el Lic. López Mateos pidió ver esas primeras horas.

Quise platicarles del inicio ahora que está muy cerca el final.

Por ahora, hacemos una pausa...

 
 
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