Son más cosas las que no cuadran que las que verdaderamente encajan en el aparente coqueteo entre el FC Barcelona y Carlos Vela.

Partamos de que el atacante del LAFC tiene una capacidad de asombro completamente distinta a la del futbolista promedio y que si fue capaz de desairar una Copa del Mundo, no tendría por qué desmayar de emoción ante la posibilidad de volver a Europa.

El basquetbol, su gran pasión, lo tiene más cercano en suelo californiano y a nivel NBA. Vive bien, le pagan de maravilla y con lo mucho o poco que aporte en la cancha, es más que suficiente para ser uno de los mejores jugadores de la MLS partido a partido.

En el equipo angelino es adorado, casi venerado. Es jugador franquicia y dudo que lo dejen ir tan fácil. Mucho menos si no se va vendido.

Para una institución que ha impactado tan fuerte como el LAFC a pesar de su corta existencia, sería un error despojarse de Carlos Vela.

Por cierto, suena ilógico que en Barcelona vean con tan buenos ojos que un jugador de 30 años que por más que conozca el futbol español y por más querido que haya sido en San Sebastián, sea repatriado de una liga como la MLS. (Circuito a donde van las figuras que en Europa ya no caben).

Sería onírico y celestial que compartiera cancha junto a Messi y el resto de la constelación culé. Ideal para él y para el futbol mexicano. Entre más jugadores en mejores equipos, más posibilidades de fortalecer el proyecto de Selección Nacional. Aunque posiblemente ni deseos tenga ya de ser parte del nuevo proceso.

Habrá que ver qué quiere Carlitos. Si aún tiene ganas, si se daría una segunda oportunidad o si su interminable sonrisa la mantiene más serena en tierras hollywoodenses donde la exigencia y la obligación con la pelota es infinitamente menor.

Calidad de sobra tiene Vela. Ese futbol pausado, elegante, sin rictus de sufrimiento, de conducción placentera y con toque de diez retirado, no se encuentra en maceta.

De poder, podría. De querer, sólo él lo sabe. A él nada le perturba.

 
 
#TUCACHALLENGE
 
Respeto mucho a la afición de Tigres. Considero que en el país es la que más autoridad tiene para exigir, para levantar la mano y para mostrar repudio cuando algo no les satisface. Basta ver su estadio cada quince días. Una tribuna que alienta así y que jamás abandona, tiene derecho a manifestarse.

Pero de ahí a que una oleada de aficionados detesten cada vez más el trabajo de Tuca, simplemente no lo entiendo. Lamento mucho que cuando el equipo gana sólo es por individualidades y cuando pierde, es por culpa del entrenador.

Un poco de memoria y respeto a la historia, por favor.

Ahora que está de moda el #10YearChallenge en redes sociales, hagan un #TucaChallenge y revisen qué había en las vitrinas antes de Tuca y lo qué hay ahora con él.

 
 
Twitter: @carloslguerrero