Normalmente la solución a los problemas más complejos se localiza en las bases y en lo simple. Fue necesario esperar diferentes resultados haciendo lo mismo para darse cuenta, en la última oportunidad, que la solución se encontraba a la mano, en el mismo lugar que cuando se complicaron las cosas.
Pongamos un ejemplo de negocios, ya que ha sido evidente el interés económico de la Federación Mexicana de Futbol en estos años con Selección Nacional: P&G, una de las empresas líderes en comercialización, se encontró ante la baja radical en sus ventas de ciertos productos hace tiempo. Tras un estudio, se determinó que el problema radicaba en la extrema variedad de ciertos productos, específicamente un shampoo con 31 opciones y una pasta de dientes con 52 versiones. "Es increíble como a lo largo de los años hemos ido complicando las cosas para los consumidores", dijo el presidente Durk Jagger en su momento. Se dieron cuenta que su extrema variedad confundía a la gente, en lugar de ofrecerle más y mejor producto. Tras un proceso complicado, la compañía estandarizó las fórmulas y recortó la línea de productos. Con menos productos por vender, las ventas se elevaron. Es decir, le facilitaron al consumidor la elección y dejó de confundirse.
Tras los constantes tropiezos y dolores de cabeza durante la Eliminatoria, por fin se decidieron por lo fácil, por lo simple... por el menos complejo, por el menos rebuscado. La complejidad, lejos de admirarse, debería evitarse.
La simplicidad de Miguel Herrera nos ha permitido respirar mucho más ligero tras la holgada victoria en el Estadio Azteca. Con el sentido común, el lenguaje sencillo y la consideración hacia quien le requiere, ha logrado una fórmula que simplemente estuvo en espera, lista para ponerse en práctica y para llegar con la seguridad, al 100 por ciento, de que el objetivo sería cumplido.
Decía Leonardo Da Vinci que la mente humana es un laboratorio que recaba materiales a través de los ojos, los oídos y los demás órganos sensoriales, canalizados mediante el órgano del sentido común. Para desarrollarlo, de acuerdo a Jack Trout, reconocido estratega de negocios, es necesario: dejar el ego fuera de la situación, evitar las ilusiones, mejorar la habilidad para escuchar y ser un poco cínico: "El buen sentido común se basa en las experiencias de muchos, no en los buenos deseos de unos cuantos", dice.
Respecto al lenguaje del "Piojo", diría que su seguridad no requiere de muchas palabras ni conceptos incomprensibles; nuestro técnico nacional habla para expresar, no para impresionar a nadie y, por lo tanto, la simplicidad de sus palabras es congruente con la sencillez de un sistema de juego que ni siquiera esconde, ni en formación ni en jugadores.
La solución a la urgente y desesperada necesidad llegó cuando se habían agotado todas las demás instancias. Esa solución de la simplicidad que tiene a México a las puertas de la Copa del Mundo y que solo pudo llegar con alguien que tiene ese poder de la sencillez, hasta en su sistema de juego.
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12
|