La victoria de Dallas sobre Nueva Orleans el pasado jueves, además de inesperada, podría convertirse en un factor determinante de cara a la recta final de la temporada y de los Playoffs.

De entrada, el equipo de Jason Garrett demostró que puede pelearle al tú por tú a los pesos completos de la Liga. Es cierto que los Vaqueros no jugaron un partido perfecto y que los castigos y las equivocaciones cometidas en la segunda mitad estuvieron a punto de costarles el triunfo. También está claro que jugando de visita el rendimiento del equipo de la Estrella Solitaria suele no ser el mismo. Sin embargo, la defensa ha confirmado que es una unidad bien entrenada y con jugadores de mucho talento en todas sus áreas, mientras que la ofensiva, más allá de sólo haber anotado 13 puntos, cumplió con el objetivo de controlar el tiempo de posesión para disminuir las opciones de Drew Brees. Dallas controla su destino y no sería raro que ganara al menos 3 de sus 4 duelos restantes para coronarse en su División y aspirar a trascender en la Postemporada.

Por su parte, los Santos han sufrido una derrota que puede tener un doble efecto. Aunque han perdido el control de la mejor marca de la Conferencia Nacional y corren el riesgo de perder ese sitio a manos de los Carneros, a quienes les restan cuatro partidos manejables y un enfrentamiento ante los Osos de Chicago, el descalabro podría ser una llamada de atención a tiempo. Drew Brees sigue siendo el candidato más firme al MVP y tiene a su disposición un arsenal ofensivo envidiable. Tras haber dejado atrás una racha de 10 victorias consecutivas, Nueva Orleans no sólo jugará con menos presión sino que seguramente aprenderá de los errores cometidos para evitar que la historia se repita.

Finalmente, el resto de los contendientes en la Conferencia Nacional seguramente tomarán nota de las dificultades que encontró ante Dallas un equipo que, hasta antes de esa noche, parecía invencible. Controlar el tiempo de posesión, presionar a Drew Brees por el centro de la línea de golpeo e incomodar a los receptores en sus trayectorias, puede ser una fórmula exitosa para comprometer el funcionamiento de la brillante maquinaria ofensiva diseñada por Sean Payton. Chicago, Minnesota, Seattle y Los Ángeles podrían tener argumentos para buscar emular el plan de juego de Rod Marinelli y, quizá, cambiar la narrativa que muchos esperábamos ver en la Postemporada.

 
 
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