El presidente de la FIFA es políglota. La lengua se le da, tanto para hablar cinco idiomas como para encender polémicas y adjudicarse duras críticas. Cuando eso ocurre suele salir al cruce diciendo que ha sido malinterpretado (como todo un buen político mexicano).

Su parodia esta semana sobre Cristiano Rolando, en una reunión con estudiantes de Oxford, Inglaterra, comparándolo como un jugador robótico "que gasta mucho en peluquería" levantó polvareda, especialmente en España y Portugal.

Años atrás, le había llamado "moderna esclavitud" al traspaso del portugués del Manchester United al Real Madrid.

A Joseph Blatter le acusaron de sexista y misógino cuando declaró en 2004 que el futbol de damas debería adoptar la indumentaria del volibol femenino: shorts cortos y camiseta pegada al cuerpo. "Nosotras preferimos ir cómodas. Si la gente quiere venir a la cancha a ver modelitos, que se vayan a un kiosco y se compren Playboy", le retrucó la jugadora noruega Lise Klaveness.

No era de extrañar que "Sepp" opinara de esa manera, al fin y al cabo había sido en 1971 (según distintas publicaciones) el primer presidente de la Asociación Mundial de Amigos de los Ligueros, un círculo conformado por 120 miembros de 16 países que defendía el uso de la sexy prenda íntima femenina ante el avance de la pantimedia. El hijo del obrero, que ahora gana más que el presidente de Estados Unidos, ha tenido su historia con las mujeres: su último matrimonio con una chica 25 años menor que él, amiga de su hija, ha durado cinco meses.

La revista Forbes da a Blatter el lugar 69 entre los personajes más influyentes del mundo. Que haya otros antes que él es ignorar el poder del negocio del futbol mundial. Si no, ¿cómo se justificaría ese lugar para un hombre que maneja desde 1998 los hilos de una organización que tiene más países miembros que la ONU?

Es tan poderoso que puede hacer elecciones y reelecciones a modo, salir indemne de actos de corrupción mientras caen sus antiguos aliados de la Conmebol y Concacaf, y hasta su ex jefe Joao Havelange.

Puede dirigir intrigas a través de la prensa para desprestigiar a potenciales adversarios. En septiembre, en medio de críticas por la designación de Qatar para 2022, dijo al semanario alemán Die Zeit que "jefes de gobierno europeos aconsejaron a sus asociaciones a votar por Qatar porque tienen muchos intereses económicos en la zona". En la mira estaba Michel Platini, el titular de la UEFA, que había admitido a regañadientes una cena con el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy y el emir Haud al Thani.

Maradona dijo una vez sobre Blatter: "Él está ahí por nosotros. Es un esclavo de nosotros, porque nosotros sin él podemos jugar al futbol, pero él no hace nada sin nosotros. No sabe lo que es patear una pelota".

No la patea, Diego: Sólo aprueba la pelota con que se juega, designa a los árbitros, determina qué televisora pasa los partidos, da visto bueno a las canchas y a los estadios mundialistas, establece cuáles son las reglas del juego, recauda millones de dólares al año... y además, se ríe en público de las estrellas.

 
TWITER: @mundodepelota 
 
homero.fernandez@reforma.com