Giovani dos Santos tiene razón: la Selección Mexicana no tiene estilo definido. No es para alarmarse, no es para ofenderse, es para replantearse las razones por las que aparece una evidente confusión al momento de vestir la camiseta tricolor.

De la Torre tiene un estilo, Vucetich tiene un estilo, Hugo Sánchez o La Volpe lo tienen y, por supuesto, Miguel Herrera tiene un estilo muy definido. El punto es que al Tri llegan los técnicos exitosos, independientemente si su estilo contrasta con el de su antecesor.

Ante la contingencia, que sólo permite dos resultados favorables contra Nueva Zelanda, el estilo es de nuevo lo de menos para los dirigentes, pero no así para Miguel Herrera. Miguel es tan fiel a su estilo que será capaz de prescindir de quienes han mostrado por años un rendimiento acertado en Europa, con tal de conseguir su objetivo.

Herrera es hoy respetado por su autenticidad pero, sobre todo, por su fidelidad hacia una forma de jugar que en la mayoría de los casos resulta muy eficiente y hasta espectacular. Veamos: la derrota del América en "Concachampions" en efecto, fue un duro golpe al ego y aspiraciones de la institución. Sin embargo, nadie puede negar que América cayó apegado a su estilo y que fueron las circunstancias propias del futbol, las que aquella noche coincidieron en favor de los ticos.

México mostró ante Finlandia un estilo intenso y agresivo que, por una parte muestra la dificultad para ser neutralizado, aunque por otra la necesidad de ser depurado. La buena noticia es que México se encuentra más cerca de alcanzar el nivel deseado que de sufrir extravíos en el terreno de juego. Paradójicamente este partido 'molero' (como gustan llamarle) cayó en el momento ideal para establecer parámetros.

Cuenta Bielsa que en una ocasión que visitaron al Manchester United con Athletic de Bilbao, leyó un cartel dentro del estadio que le permitió entender mucho sobre la grandeza de ese equipo: "No hay mejor premio que ser aclamado por tu estilo". En equipos tan grandes, los resultados no son más que una consecuencia lógica.

Para ser parte de los grandes, la Selección Mexicana debe saber quién es, tener identidad. Hasta hoy, lo único que tiene un estilo definido entorno al Tri es un excelente aparato de mercadotecnia. Afortunadamente, hoy se tiene la oportunidad de comenzar a establecer un estilo definido que funcione y agrade, más allá del plan emergente para el que fue llamado Herrera. De esa manera, tanto Giovani como todos los que alcanzan Europa tendrán muy clara su función al ser convocados a la Selección Nacional.

 
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