La Selección Mexicana perdió ayer ante la de Argentina.

En un partido de medio pelo, los tricolores iniciaron con mucha ambición al frente, pero poco a poco fueron tranquilizados por el mejor futbol del oponente.

Lo que al principio parecía un plausible intento de imponer condiciones y salir en pos de la victoria, paulatinamente se convirtió en la simple búsqueda de una "derrota decorosa"... que terminó en 2-0.

Ahora lo que le corresponde al máximo representante de nuestro balompié, para cerrar este pequeño "ciclo Ferretti" de seis partidos (del que sólo el siguiente director técnico sabrá qué tanto provecho puede sacarse), es encarar con mayor dignidad y mejor futbol el partido del próximo martes ante el mismo adversario pero con distintos jugadores.

En la cancha del Estadio Malvinas Argentinas, en Mendoza, seguramente veremos cuadros iniciales muy diferentes a los que en ambos lados vimos en el partido de ayer.

Jueguen los que jueguen del lado de la escuadra mexicana, deberán aprovechar la oportunidad y el escaparate (como varios no los aprovecharon ayer) para cumplir lo mejor posible con ese compromiso; y ya cumplido y concluido el trabajo tricolor de 2018, quedarían por verse y esperarse dos cosas:
 
a) Si queda como alentador precedente éste de ir a jugar en Sudamérica contra las Selecciones de allá en lugar de abusar de la comodina y centavera costumbre de jugar en canchas estadounidenses partidos de preparación que de muy poco sirven en lo futbolístico aunque con ellos se coseche buena lana.

b) Si será Gerardo Martino, como todo parece indicar a pesar de que había y hay mejores alternativas dentro y fuera de México, quien encabece como director técnico el verdadero proyecto mundialista rumbo a Qatar 2022.

Si así fuera, lo primero que sería necesario darle a Martino, para empezar a evaluar su capacidad y ver los frutos de su trabajo, sería tiempo; el tiempo indispensable para ir conociendo lo que por completo desconoce.

¿Qué les parece el 2019 entero?

 
 
Twitter: @rgomezjunco