En su más reciente libro "Los 11 poderes del líder", Jorge Valdano escribe: "Hay un tipo de credibilidad que resulta indiscutible: la que da el conocimiento... La credibilidad es la consecuencia y la recompensa de una trayectoria impecable desde una perspectiva ética".
Credibilidad es justamente lo que ha ganado Miguel Herrera durante su trayectoria como técnico en 10 años, credibilidad que le costó mucho trabajo ganar durante su carrera como futbolista.
El "Piojo" tiene hoy en día tanta credibilidad que puede presumir de ser el técnico de la Selección Nacional y del mejor equipo de México (y uno de los dos más populares) ¡A la vez!
En el mismo libro, Valdano comparte una anécdota de novato en la que al término de un encuentro, el jugador con quien peleaba el puesto fue regañado, reprimido y señalado como culpable de la derrota, solo que el técnico cerró ese regaño diciéndole: "pero usted sabe que es mi debilidad y que pase lo que pase jugará el próximo partido"... Credibilidad cero.
En el mismo sentido, recuerdo aquel grupo al que apodábamos "La quinta del Piojo" en Atlante. Un grupo de cinco jugadores muy cercanos a La Volpe que pasaban horas y horas de mesa y sobre mesa con el técnico. Al momento de los regaños, el técnico argentino parecía equilibrado, aunque normalmente cerraba diciendo: "Pero saben que no los puedo sacar, miren, vean... ¡los de atrás son unos muertos!". ¿Credibilidad cero?
En ese entonces, para ser sincero, Miguel no parecía tener el perfil de un técnico humilde, equilibrado, congruente y generador de credibilidad, independientemente del conocimiento. Sus reacciones y arranques, de todos conocidos, aunados al aprendizaje de aquello que no debe hacerse, se convirtieron en la mejor escuela para él mismo con el paso del tiempo.
Hoy Miguel desecha su poder y utiliza su influencia mediante dos principales armas: rectitud y frontalidad. Si usted va de frente y le dice a su gente las cosas tal cual son, debe estar respaldado por la honestidad y alejado del doble discurso. No estoy tan seguro de que esa haya sido la intención de Herrera, pero una cosa es segura: le ha funcionado tan bien que sus jugadores acostumbran dejar el alma en el pasto donde juegan cada encuentro.
Miguel genera credibilidad, no solamente en sus jugadores, sino en la afición, esa es otra de sus fortalezas. Usted puede estar bien o mal en sus conceptos, pero si se equivoca mostrando convencimiento en las burradas que dice, tiene mucho más valor que si acierta bajo la duda. Si después viene la disculpa, entonces, además, fortalecerá la figura de la humildad.
Termino con una cita más de Valdano, que con otras palabras dijo recientemente Vucetich: "También los líderes merecen una diferenciación: algunos están hechos para hacer ruido, y otros, para hacer historia". Miguel Herrera parece uno de esos casos en que la credibilidad le permite hacer ruido y hacer historia.
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