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¿Misión imposible?
José Pablo Coello | 30-09-2018
en CANCHA
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Los Delfines son uno de los tres equipos que se mantienen invictos después de las tres primeras semanas de la temporada regular. Con su mejor arranque desde el 2013, la escuadra que dirige Adam Gase parece tener los elementos necesarios para buscar no sólo un lugar en la postemporada sino su primer título divisional desde el 2008. Ryan Tannehill ha acumulado 10 victorias en sus últimas 11 aperturas y parece sentirse cómodo en un sistema diseñado para no poner todo el peso de la ofensiva sobre sus hombros. Además, la defensa es una de las más sólidas de la NFL ubicándose como la número 6 en puntos admitidos, y la mejor en cuanto a rating de los pasadores rivales y anotaciones por aire permitidas, amén de haber provocado ocho perdidas de balón de sus oponentes.

Ahora bien, es imposible dejar de señalar que los triunfos de Miami han sido ante Titanes, Jets y Raiders, escuadras que no sólo están lejos de ser de élite, sino que difícilmente clasificarán a la postemporada. Por lo tanto, el duelo de esta tarde en Foxborough ante los Patriotas, es de capital importancia para dimensionar los verdaderos alcances del equipo de Florida.

De entrada, es fundamental señalar que los Patriotas le han ganado a los Delfines los últimos nueve partidos disputados en el Gillette Stadium. Es más, a partir del 2001, la escuadra que dirige Bill Belichick ganó 15 de los 17 compromisos como local frente a sus rivales de división. Y las únicas dos victorias se produjeron en 2008, cuando el mariscal de campo titular era Matt Cassel, y en 2005, cuando Tom Brady jugó sólo el primer cuarto del último duelo de la temporada regular.

Por otra parte, es indudable que Patriotas atraviesa una severa crisis de resultados y de funcionamiento. La ofensiva, más allá de Brady y Gronkowski, parece no tener armas suficientes para competir, mientras que la defensa ha sufrido por lesiones de jugadores fundamentales en el esquema que coordina Brian Flores.

Así las cosas, esta parece ser una oportunidad inmejorable para que los Delfines terminen con casi una década de frustraciones jugando en casa de su odiado rival, y manden un mensaje contundente de que se les puede tomar en serio. Si Ryan Tannehill quiere demostrar que puede ser el mariscal de campo franquicia por el que la directiva apostó en el Draft del 2012, es el momento. De la misma forma, si Adam Gase quiere mostrar, en su tercera temporada al frente del equipo, que puede cambiar el destino de esta franquicia, tiene prohibido perder el partido de hoy al mediodía.

Un triunfo los pondrá con tres juegos y medio de ventaja camino al título divisional, pero una derrota, le devolverá la vida a Nueva Inglaterra y el desenlace en este sector, podría volver a ser el mismo que el de las últimos 9 temporadas.

 
 
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