Este viernes la Selección Mexicana jugará uno de los partidos más importantes en su historia.

Lo que dentro de esta fase final de la eliminatoria mundialista debió ser un encuentro de mero trámite, se convirtió increíblemente en el partido crucial del 2013.

Al recibir en la cancha del Estadio Azteca al representativo de Panamá, evidentemente lo que se jugarán los tricolores de Vucetich representa muchísimo más que los tres puntos en disputa y la posibilidad de por lo menos casi casi amarrar el repechaje ¡contra los neozelandeses!

Nada fácil sería medir el impacto que una eliminación de la Copa del Mundo de Brasil 2014 tendría en el renglón económico, ese renglón al que generalmente los dirigentes de nuestro futbol más atención le ponen. Sólo aventurados cálculos pueden hacerse sobre la cantidad de dinero que se perdería.

Empezando por la televisión abierta (y en menor medida por los demás medios de comunicación), por la propia Federación Mexicana de Futbol, por los patrocinadores que ya invirtieron lo que no recuperarían, por los clubes mexicanos que en varios torneos lo resentirían en sus taquillas, serían muchos los económicamente afectados por esa ya no tan improbable eliminación del equipo mexicano.

Pero además de ese impacto económico y del retroceso que implicaría en lo estrictamente deportivo, está la repercusión que por desgracia un fracaso de ese tamaño tendría en el aspecto social.

Como el futbol funciona como válvula de escape en mayor medida de la que debería, una decepción de tal magnitud generaría desánimo en una población de por sí desanimada, e incluso indignación entre quienes no entienden cuáles son los asuntos por los cuales indignarse.

No ganar el viernes implicaría para los tricolores "solamente" quedar al borde de la eliminación de la próxima Copa del Mundo, pero en términos deportivos, económicos y sobre todo sociales, para mucha gente, desgraciadamente, implicaría mucho más.

¿Qué tanto lo entenderán los seleccionados y cómo canalizará cada uno lo que entienda?

Algo de eso descubriremos el viernes.

 
 
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