Aunado a ello, para el Rebaño es muy difícil comprar talento ya hecho porque al ser el único equipo que sólo juega con mexicanos, les encarecen mucho a los jugadores.
Entonces habrá que volver a lo básico: producción interna. Ese era el sello de Pumas; ese fue el distintivo que caracterizó a muchas generaciones.
Mística, identidad, mismo estilo de juego, amor propio, sueldos moderados y mucho compromiso, calidad inagotable de talento y entrenadores muy capaces que terminaron por pulir a decenas de futbolistas en la Cantera, algunos fueron a Europa, el resto encontraba muy buenos salarios y rendía en todos lados.
Casi cualquiera en la Primera División contaba con jugadores de Universidad.
Además de apenarse, lo que le hace falta a los directivos de Pumas frente a la Comunidad Universitaria y aficionados, es diagnosticar correctamente cada una de las razones que tienen hundido al equipo de futbol y sus probables soluciones.
Todavía no escucho a nadie ahí dentro que razone y exponga los argumentos pertinentes. Porque si ni siquiera tienen la fotografía completa, será muy complicado que empiecen los aciertos a la hora de tratar de corregir.
No es un partido ni un torneo, ni dos; no es un entrenador, ni dos directores deportivos, hace tiempo que el equipo no encuentra la sintonía para que todos jueguen a lo mismo.
Tendrán que detenerse y darle a alguien la responsabilidad integral para trazar un camino por dos o tres años, en armonía con el trabajo de los formadores y siendo quirúrgicos a la hora de contratar extranjeros.
No hay de otra, en la superficie está el efecto pero en la raíz está la solución y la explicación de los males.
A nadie le conviene, ni a la Liga, ni a la Selección, que Pumas se exponga como un equipo limitado, sin ambición ni garra.
Aquellos orgullosos jugadores de Cantera que jugaban con brillantez y coraje son cosa del pasado.
Salven a Pumas.
Es urgente.
jalarcon@reforma.com
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