Creo que todos lo percibimos: los jugadores de Tigres no se divierten, Ferretti no se divierte y, por consecuencia, sus aficionados no se están divirtiendo.
Pero la disyuntiva es: porque no juegan bien ¿no se divierten? O porque no se divierten ¿no juegan bien?
Con un sarcasmo, Woody Allen nos da su perspectiva: "Si la mayoría del tiempo no me divierto mucho, el resto del tiempo no proporciono ninguna diversión a los demás".
Cuando los Tigres ganaban por dos goles a Jaguares, por uno al Veracruz o, incluso, cuando vencían 2-0 al Monterrey, ¿usted los veía divertirse?
Sobra decir que los de Ferretti dominan un esquema de juego definido, trabajan hasta tres horas por sesión, son tácticamente aplicados, tienen el suficiente talento individual para considerarlos dentro de las mejores plantillas del país.
Pero alrededor de todas estas sublimes características, también nos encontramos demasiadas caras ceñidas y quijadas intrincadas.
Del libro "Es en serio, ¡ríete! El poder curativo de la risa", la autora Menahem Belilty señala: "La risa es un signo de inteligencia. El humor es una característica sólo de los seres pensantes porque nunca hemos visto un burro riéndose".
Hunter Doherty, "Patch Adams", inventor de la risoterapia, recalca: "El buen humor cura los males físicos, elimina la depresión, la angustia, la rabia, el odio y los resentimientos. Ni lo piense, es mejor reírse mucho para no llegar a estar enfermo".
Es probable que me equivoque en el consejo, pero ¿qué más pueden perder estos Tigres, si se proponen -única y exclusivamente- a no estresarse en los restantes cinco partidos?
Que ahora la instrucción sea: "diviértanse sin importar que vayan ganando 1-0 o perdiendo 0-1".
O usted dígame, ¿para qué respetan todas las reglas, cuando falta toda la diversión?
Y mientras los Tigres caían frente a Toluca, los Rayados, en Cancún, dejaron muy claro que ya juegan peor que el equipo más malo del Apertura 2013.
Lo que el Monterrey mostró frente al Atlante, Pumas y los primeros 70 minutos del Clásico 101, nos revela que si el "Profe" Cruz se empecina en no jugar con los de mejor fondo físico, como su antecesor, morirá bajo los efectos del "síndrome Ramírez".
Y gracias al décimo lugar que hoy ocupan en la porcentual entrante, tampoco es recomendable olvidarse de la Liga y poner todas las canicas en los partidos de Copa.
PD: El futbol es gusto, diversión y alucinación. Y el descaro, baby, como dice Gustavo Cerati, es parte de la diversión.
Lo escrito, escrito está.
castillejos@elnorte.com
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