Dicen que nos acercamos más a la felicidad cuando sabemos diferenciar lo que podemos cambiar de lo que no. Por generaciones, el futbolista se ha hecho la víctima cada vez que se le incumple un contrato o que no se le respeta un acuerdo. Sí, por supuesto, quienes abusan de él y lo engañan son unos delincuentes, pero la pasividad, el desinterés y la ignorancia consciente son enteramente responsabilidad suya. El futbolista no puede cambiar a quienes, en lugar de servir al futbol, se sirven del futbol y de los futbolistas; pero sí puede cambiar sus propias condiciones contractuales, aunque afecten los intereses de sus agentes.

En el futbol mexicano no hay dobles contratos, existen contratos con dos empresas diferentes, que no es lo mismo.

Gran escándalo se ha desatado estos días a raíz del caso Veracruz / Memo Vázquez respecto a una práctica que se ha llevado a cabo por décadas.

Seamos claros: para la Liga MX y para la FMF lo único que tiene valor es el contrato registrado en sus oficinas y con los clubes afiliados. No tendría por qué ser diferente. Sin embargo, una vez que el SAT se ha pronunciado, la propia Liga contrató una auditoría externa para revisar exhaustivamente la situación financiera del Veracruz.

Muy pocos equipos tienen la posibilidad de pagar salarios millonarios exclusivamente con los ingresos que genera el club. Por lo mismo, hace muchos años a alguien se le ocurrió elaborar un segundo contrato para el futbolista, que le sería pagado a través de otra empresa y razón social. Compañías no necesariamente ligadas al equipo (y a veces ni al dueño) y, por supuesto, no afiliadas a la FMF o a la Liga MX. Por lo general, quienes recurren a estas prácticas, registran el contrato en la Liga por un monto que ronda en el 10% del total acordado con el jugador; el resto, mediante un contrato o convenio que muchas veces ni al jugador se le da copia.

El futbolista recibe (mientras todo gire sobre ruedas) una alta remuneración, y el club, en caso de contingencia, bajo rendimiento, o simplemente falta de voluntad, tiene obligación ante la Liga únicamente por ese 10%, que, por lo general, no tiene ningún problema en pagar, si es que existió una demanda del jugador y su respectiva resolución ante la Comisión de Controversias de la Liga.

Hoy en día la inmensa mayoría de los futbolistas que militan en la Primera división y Ascenso, cuentan con un agente que les negocia los contratos. Justamente sobre ellos debe recaer la responsabilidad al aceptar esa forma de pago.

Hoy es Veracruz, anteriormente fue Jaguares, Atlante, Puebla y varios más, lo cierto es que parece totalmente contradictorio aspirar a 20 equipos y determinar certificaciones tan estrictas para el ascenso, en una Liga que permite el ingreso de dueños, presidentes o directivos que, una y otra vez, han demostrado ser un dolor de cabeza y transitan con impunidad.

El futbolista tiene el control de sus decisiones a partir del presente, de esa forma genera el cambio y, por consiguiente, el acercamiento a eso que parece tan lejano y suelen llamar, no necesariamente felicidad, pero sí seguridad y tranquilidad... aunque no sea tan fácil como hacerse la víctima.

 
 
@ Felixatlante12