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Ganar sí, dominar no
Rafael Alarcón | 07-08-2018
en CANCHA
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"¿Qué estamos haciendo mal?"
 
Mike Thomas, coach y padre de Justin Thomas
 
 
El golf en la más alta competencia es muy difícil de dominar y punto. Mientras más alto se pretenda llegar o más aspiraciones tenga un jugador por ser número uno del mundo, lograrlo es más que complejo; estar a tono con el juego, dominar los diferentes campos y vencer a la competencia es durísimo.

La meta de todo jugador es aspirar en cada día de entrenamiento a controlar el mayor número de golpes y tener confianza para realizarlos bien en el momento que se requiera del torneo, pero resulta que el swing de golf por más que se entrene sufre desajustes, porque son muchas partes del cuerpo en movimiento que hacen que el bastón pegue a la bola con la exactitud deseada. De una semana a otra, cualquier cosa en el swing o del juego puede cambiar, tanto para bien como para mal.

El PGA Tour es la gira de torneos de mayor nivel y en cualquier semana vemos al campeón en turno ganar con facilidad: es quien pega mejor y con mayor control, quien es eficiente en las jugadas de recuperación y quien mete más putts. Gane quien gane una semana parecería ser un jugador infalible y que "seguro" ganará la siguiente semana o todas las que siguen, pero son muy contados los que pueden dominar por periodos largos.

Hace dos semanas ganó Dustin Johnson el Abierto de Canadá, metiendo una cantidad de putts increíble. Apenas en el WGC-Bridgestone Invitational su putt estuvo helado los primeros dos días, tiró 69 y 71 y no metió prácticamente nada. Para el tercer día cambió de modelo, hizo pequeños ajustes y el fin de semana metió bastantes más, tiró 66 y 64, que le alcanzó sólo para el tercer lugar, a cinco golpes del campeón Justin Thomas.

Thomas ganó en Firestone Country Club mostrando otra vez esa enorme facilidad que lo caracteriza cuando su juego está al 100. Desde el WGC-Mexico Championship, en marzo, sólo había terminado en un Top 10. Antes de esta baja ya había ganado dos torneos.

Thomas declaró que su swing había sufrido cambios en la forma de entrar a la zona de impacto y que logró retomar el control con el driver, modificando la distribución del peso de la cabeza del bastón. Movió dos gramos de peso unos tres centímetros en la cara del bastón y con eso recuperó la sensación exacta para volver a pegar en el punto sólido de la cara del bastón.

Para los tres o cuatro jugadores de esa élite (Jordan Speith, Jason Day y Rory McIlroy) esa es la batalla de cada semana, tienen que trabajar para encontrar algo que ponga su juego a tono; buscan afinar algo en el área técnica, algo en el equipamiento o algo en estrategia para ganarle al campo.

Por eso los jugadores de hoy tienen una gran admiración sobre lo que ha hecho Tiger Woods en su carrera. Ellos son los primeros en reconocer que el dominio longevo al estilo Tiger parece ser imposible de lograr, y de cierta forma sí lo es porque en su mejor época el juego de Tiger era mejor que el juego de cualquiera de los cinco mencionados en su mejor momento. Es una lástima que Tiger no alcanzará ya ese nivel que alguna vez tuvo.

Hasta el próximo green.

 
Twitter: @ralarcon2009
rafaelalarcongolf@gmail.com
 
 
 
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