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Genio y figura
José Pablo Coello | 07-08-2018
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El pasado fin de semana se llevó a cabo la ceremonia de inducción al Salón de la Fama de la NFL de la generación 2018.

Y, en un entorno polarizado, en el que los propietarios de los equipos, el comisionado y los jugadores han pasado por momentos álgidos y complicados, el mensaje que ha decidido mandar Randy Moss le ha cambiado el tenor a una ocasión que suele estar dedicada, exclusivamente, a celebrar la carrera de algunos de los mejores jugadores en la historia de la Liga.

Aunque la presencia del presidente Donald Trump como figura central de esta controversia hace que sea complicado predecir el futuro de este diferendo, creo que la corbata del polémico ex receptor pudiera convertirse en un punto de inflexión en este largo proceso, el cual no parece tener una salida sencilla para todos los implicados.

Es cierto que Randy Moss llegó a la NFL con fama de jugador rebelde, e indisciplinado. Sus problemas legales mientras cursaba la preparatoria le costaron la oportunidad de cristalizar el sueño de jugar para Notre Dame y la Universidad Estatal de Florida, dos de los mejores programas de la NCAA.

Aún después de haber mostrado sus increíbles cualidades jugando en la Universidad de Marshall, ese carácter impredecible evitó que algunos equipos apostaran por él en el Draft, lo cual le costó varios millones de dólares. Todavía tuvo que pasar por un proceso de maduración a su llegada a la Liga y su trayectoria no estuvo exenta de altibajos, sin embargo, al final del camino, su carrera terminó siendo increíblemente brillante y sus logros lo llevaron de manera merecida al Salón de la Fama, convirtiéndose apenas en el sexto receptor en ser votado para llegar a Canton, tras aparecer en las papeletas por primera ocasión.

En su incipiente carrera como analista para la televisión, Moss ya había dado muestras de ser un tipo maduro, inteligente y articulado. Aun así, la decisión de haber aprovechado su ingreso al recinto de los inmortales para recordarle al mundo el origen del movimiento de protesta iniciado por Colin Kaepernick, me parece una actitud no sólo valiente e inesperada, sino extraordinariamente creativa y oportuna.

Seguramente habrá quien piense que para Moss, un hombre que ha ganado muchos millones y que tiene el futuro asegurado, es sencillo poner el dedo en la llaga y arriesgarse a ser criticado no sólo por el presidente de Estados Unidos sino por millones de aficionados a la NFL que lo siguen en su nueva faceta como periodista.

Yo creo, sin embargo, que su postura tiene que ser entendida como una forma de darle crédito a Kaepernick y a todos quienes buscaron aprovechar sus circunstancias como figuras publicas para exigir un cambio en el trato que las autoridades policiales suelen darle a las minorías. El movimiento no pretende faltarle el respeto a los símbolos patrios y a las fuerzas armadas y, desde mi perspectiva, la NFL tendría que participar en este proceso para clarificar los objetivos del mismo, sin ceder a presiones externas.

Randy Moss no fue, como jugador, un tipo común y corriente. Su talento siempre estuvo fuera de duda y su personalidad, aunque explosiva, fue uno de los factores que lo llevó a convertirse en uno de los mejores de todos los tiempos. Ahora es justo decir que, en su faceta como ex jugador y comentarista, Moss sigue siendo fiel a su estilo. Es un tipo que va de frente y es fiel a sus principios, lo cual es digno de reconocerse e imitarse.

 
Twitter: @JosePabloCoello
 
 
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