La intención era muy simple y sin mayores expectativas: visitar la academia de futbol de mi amigo Víctor Pacheco en Barranquilla, convivir con sus arqueros por un rato y llevarles un obsequio de utilidad para el oficio que ya desempeñan de manera constante y disciplinada.

Llegamos a un campo 100 por ciento de arena, en un barrio muy popular y a un costado del Estadio Metropolitano. Se disputaba un partido "amistoso", contra un equipo de un barrio vecino, llamado "Promesas del futbol", con el que existe cierta rivalidad.

Ese día no llegaron todos los porteros, "los demás no tuvieron para el transporte hoy", me dijo Calixto, su entrenador de arqueros. Sucede a menudo, son chicos extremadamente humildes que deben desplazarse grandes distancias y, a pesar de su disposición, a veces no les es posible llegar al entrenamiento.

"Ilusión Naranja" se llama el Club. En esta zona del país no es difícil encontrar jóvenes talentosos; las grandes figuras colombianas internacionales surgidas del Caribe colombiano se cuentan por decenas, todos encabezados sin duda por "El Pibe" Valderrama.

Sin ir más lejos, tan solo en este 2018, la Selección de Colombia ha sido representada por la Costa Caribe con futbolistas como Radamel Falcao, Muriel, Cantillo, Barrios, Bacca, Borja o Teófilo Gutiérrez, entre otros. Por lo mismo, en esta región no es difícil encontrar partidos informales, medianamente organizados por cualquier lugar y, en el caso específico de "Ilusión Naranja" vs "Promesas del Futbol", resulta evidente el derroche de pasión y entrega que mostraban los chicos de 15 y 16 años sobre la irregular cancha de arena.

Aquí el futbol, como en cualquier otro país de Latinoamérica, es la gran posibilidad de mejorar las condiciones de vida precarias de sus respectivas familias. Una esperanza que se genera en cada futbolista juvenil que ingresa a un equipo.

"Ilusión Naranja" sufrió un duro golpe durante el 2017: su principal patrocinador fue asesinado y, desde entonces las instalaciones, el material de trabajo, los salarios y el transporte se han visto sumamente mermados. Sin embargo, siguen adelante y con la ilusión real de trascender. Desde hace un año tres juveniles del equipo son parte del Necaxa de México.

La plática y el intercambio de opiniones con los arqueros y su entrenador se daba a un costado de la cancha cuando, de pronto, a partir de una falta como cualquier otra, uno de los jugadores soltó un golpe y, en cinco segundos, todos estaban peleando en el centro de la cancha. Como algo cotidiano, de pronto se detuvieron, se separaron por equipos y, aun con la adrenalina muy activa, intercambiaban impresiones.

Atzael, arquero de 16 años y con un físico ideal para la posición, se encontraba en la cancha cuando se desató la bronca, se sumó con nosotros después de participar activamente en la riña. No se notaba alterado, ni mucho menos asustado tras "recetar" a dos rivales.

Barranquilla se ha vuelto una ciudad muy representativa para el futbol colombiano. Aquí disputa la Selección sus partidos de Eliminatoria Mundialista, debido al intenso calor, a la humedad y a la presión que ejerce la gente. El Metropolitano es también la sede de Junior, equipo que por unanimidad se apoya constante y activamente a través de sus colores, banderas y camisetas. De hecho, en cada instalación de los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe, era muy notorio ver, no solamente la camiseta amarilla de La Tricolor, sino también la rojiblanca de Junior.

La intención era muy simple y sin mayores expectativas, pero después de atestiguar la pasión con que se vive el futbol y el talento que existe en esta zona, no queda más que incrementar el cariño por este maravilloso país y la admiración por lo que logran a través de nuestro deporte.

 
 
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