El misterioso Mundial de Rusia nos trae una Final inédita.

Resulta que los croatas, decididos a estropear la fiesta a su beneficio, desbarataron un enfrentamiento histórico en varios sentidos. Un Francia-Inglaterra era más vendedor que la presencia croata.

Pero los balcánicos nos regalaron otra cosa: la importancia del espíritu, de la resistencia a la derrota, de la organización colectiva para desarticular a la colección de estrellas que se ponga enfrente de un equipo convencido.

Inglaterra tenía una ventaja: su gente había vuelto a creer en ella. Los chalecos que utiliza su entrenador son artículo de moda y lo que se dudaba de Southgate hoy empieza a hacer escuela. Había otro punto de partida.

Sin embargo, se tenía una duda. Si tendría por fin ese corazón de león que le ha faltado tantas veces, si no cometería de nuevo ese error trágico que le costara la vida.

Y sí. Después de un primer tiempo en el que parecía deshacer al adversario, los viejos fantasmas vinieron a hacer de las suyas. Croacia se repuso, fue mejor física y futbolísticamente. Los ingleses quedaron tendidos en el terreno. La Final cambió de rumbo y se metió a ella un equipo que sobrevivió a tres partidos con tiempo extra y dos de ellos con penales incluidos.

Lo que sucederá en el Luzhniki el próximo domingo tiene pronóstico reservado. Si es siempre difícil acertar, Rusia es el peor terreno para ello.

Eliminados todos los favoritos, digamos que los franceses son quienes aparecían en un lugar secundario de la lista, pero por lo menos figuraban en ella. Los croatas, con una población trece veces menor que la de los ingleses, apenas veían su nombre entre los participantes.

Pero nada de lo que se piense antes de un partido cuenta demasiado. Las cosas cambian a la hora de la verdad hasta de un tiempo de 45 minutos al siguiente.

Los ingleses volvieron a ser monotemáticos, predecibles y controlables porque hicieron uso de su velocidad y del pelotazo largo sin la menor capacidad de combinar, penetrar por las bandas y aprovechar los errores del adversario.

Croacia, ahí, les dio la lección.

Acusada por los belgas de antifutbolera, la Selección de Francia, dice su prensa, tiene solidaridad, equilibrio... y a Mbappé. Los factores individuales siguen siendo los que inclinan la balanza en las batallas parejas.

Será una Final tensa, interesante.

Con dos equipos a los que les brillan los ojos ante la gran posibilidad jamás pensada.

Uno va por su segundo título. El otro, por el primero.

Se dará el pronóstico como siempre, sin base científica alguna.

Rusia nos ha puesto de cabeza.

 
 
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