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Mensaje a la esperanza
Francisco Javier González | 02-07-2018
en CANCHA
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Este texto puede tener poca vigencia.

De hecho no la tiene.

Tal vez tampoco esta epidemia para equipos grandes, terrible enfermedad rusa, que hace desfilar a los favoritos hacia el ostracismo y la decepción.

Este país tiene varios lugares poco menos que inaccesibles. No sólo porque es demasiado grande en general, sino por las sedes mundialistas en particular.

Samara, de donde son las mujeres rusas más bellas según dice la leyenda, es la ciudad a la que estamos viajando el mismísimo día del partido, porque ni hay vías de transporte, ni hoteles suficientes ni las facilidades necesarias.

Desde Moscú, hora y media en avión, pero veinte en tren. Varios de ellos sin aire acondicionado y recordando épocas anteriores, en las que aquí casi cualquier cosa era un lujo.

Por carretera, ni decir.

Pero nos encaminamos a Samara en pos del descubrimiento más agradable: el de un lugar cuyo nombre se nos quedará siempre en la memoria, porque México, ya con ese nuevo Presidente que anunciaba goleada, juega contra Brasil.

Es otro de esos días peculiares en los que se confunden para bien, generalmente, esos valores que nos hacen sentir mexicanos. Nos lo recuerdan. Nos lo dicen, porque lo gritamos nosotros mismos.

Que sensación extraña ver hace unas horas en Moscú el festejo de los rusos por el inesperado triunfo de su selección ante España. Extraña, porque es igual. Idéntica a la nuestra.

Aunque aquí no se entiende nada de lo que dicen, de lo que escriben o de que tengan esa costumbre de sonreír lo mínimo -a veces- y, difícilmente, decir "de nada" después de un "gracias", que siempre tenemos en la boca los mexicanos, en lo otro sí nos parecemos. En eso que tiene el futbol para, a veces, hacernos sentir orgullosos como el día de Alemania, el de Corea...

¿Tal vez en este lunes de cruda electoral después de una campaña mordaz, hayamos encontrado ante el gran favorito brasileño otro de esos motivos para gritarnos mexicanos orgullosos, felices y eufóricos aunque sea por un rato?

No todo debería depender de un resultado futbolero que cuando esto sea leído, probablemente ya se conozca o esté por conocerse.

La fe en que todo saldrá mejor esta vez pese a las dificultades, que nuestro País es maravilloso y que ser mexicano es una virtud que el balón a veces nos recuerda, debería estar en nuestro corazón todos los días.

Más allá de las incertidumbres y los temores.

 
 
 
 
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C.P. por la Universidad La Salle. Ingresó a los medios a los 14 años. Trabajó en radio y en 1985 ingresó a Imevisión, hoy TV Azteca, donde permaneció 16 años. Ha ocupado, entre otros cargos, la Jefatura de Deportes de TV UNAM, de Noticiarios Deportivos de Imevisión, la Gerencia de Deportes de Grupo Acir y, actualmente, las direcciones de contenidos de Estadio W y de Estadio W para la cadena SKY. Ha cubierto 7 Mundiales de fútbol y 4 Olimpiadas.
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