La Selección Mexicana irá hoy en pos de su boleto a la siguiente fase.

A las 10:00 horas de México (18:00 de Rusia) intentarán los tricolores acercarse aun más a los Octavos de Final de esta Copa del Mundo 2018.

Una victoria combinada con un triunfo o empate sueco unas horas después, les daría su pase al cuarto partido antes de jugar el tercero.

Para conseguirla, bastaría con volver a jugar como ya lo hicieron.

Después de su memorable exhibición ante los alemanes, buscarán la confirmación ante los coreanos.

Si el planteamiento de partido de Juan Carlos Osorio es tan inteligente y meticuloso como lo fue el anterior, sólo hará falta que la ejecución de los jugadores en la cancha vuelva a ser tan buena como lo fue aquella.

Por primera vez en dos años, ante la poderosa escuadra alemana el conjunto mexicano plasmó cabalmente en la práctica las pretensiones dibujadas en la teoría por un estudioso director técnico cuyas principales virtudes, a pesar de los pesares, han sido la perseverancia, la humildad, el buen trato y el magnífico manejo de grupo.

Ahora, les corresponde a jugadores y cuerpo técnico demostrar que lo manifestado el domingo ante los campeones del mundo no fue obra de la casualidad, sino producto del adecuado trabajo. Que no funcionaron así nada más por generación espontánea o como por arte de magia, sino gracias a una discreta pero tenaz labor de aprendizaje cuyos frutos tardaron en aflorar; pero que de repente, en el momento crucial, lo hicieron maravillosamente, a niveles de eficiencia que parecían olvidados.

Similares argumentos deberán ser esgrimidos hoy, parecidas herramientas desplegadas, los mismos principios enarbolados.

Jugar todos a lo mismo, dominadores de los ritmos y los tiempos, acordes con las circunstancias del partido, las características del adversario y los momentos del juego.

Jugar como saben, hacer lo que pueden, ganar como deben... y soñar en lo que quieran.

 
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