La Selección Mexicana enfrenta esta noche a la de Escocia en el Estadio Azteca.

Como despedida de su afición, previa a su partida rumbo a las mundialistas tierras rusas, los tricolores tratarán de aprovechar este penúltimo partido de preparación, antes de encarar ante los alemanes, el próximo domingo 17, la "hora de la verdad".

Si ya el pasado lunes desperdiciaron la oportunidad de ensayar algo que verdaderamente les sirviera rumbo a la Copa del Mundo, sólo resta esperar que le saquen el mayor jugo posible a sus dos últimos partidos de preparación; al de hoy como anfitriones ante los escoceses, y al del próximo sábado como huéspedes ante los daneses.

Increíblemente, el reciente duelo ante el representativo de Gales sólo fue "aprovechado" para seguir delineando la lista definitiva de 23 jugadores, cuando a estas alturas lo que debería delinearse es la forma de jugar de un equipo muy lejano al elemental dominio de un sistema de juego.

No se trata solamente de tener definidos a los 11 elementos idóneos para encarar sobre todo el primer compromiso mundialista, sino de ponerlos a jugar para que cuenten con esas herramientas colectivas que en el futbol sólo se adquieren conviviendo en la cancha.

Si eso no ha sucedido a lo largo de dos años, al equipo mexicano le urge que por lo menos en estos dos partidos suceda.

Aprovechar el encuentro de esta noche no para saber quiénes quedarán fuera de la lista, sino para confirmar quiénes estarán dentro de la cancha. Y sobre todo, para permitirles a esos jugadores elegidos llegar al Mundial con más confianza en su juego; con esa confianza que sólo se alimenta jugando y haciéndolo bien.

Así, con escasas certezas e innumerables incertidumbres, llega la Selección Mexicana a esta despedida ante los escoceses, a 15 días de su compromiso más importante desde hace cuatro años. A ver si por lo menos se despide bien.

 
 
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