Difícilmente los diarios caducan antes de salir a la calle cuando han cerrado durante la madrugada su edición; ayer sucedió con la noticia que fue clamor unánime y popular, incluso antes de terminar el encuentro México-Honduras no había un solo argumento para respaldar a un técnico que limitó el fracaso a la acción de renunciar, mas no a la de ser despedido.
Inexplicablemente al "Chepo" De La Torre se le permitió confrontar a la prensa en la noche más negra de su carrera, cuando se contemplaba ya la idea cada vez más madura de despedirlo. Al error de ratificarle (yo le habría ratificado también) se sumó el de ponerle plazo de dos partidos, sin contemplar la derrota en el primero de ellos, para después culminar el desastre permitiendo que se sentara en la silla que sin duda más le ha incomodado: la de las conferencias de prensa.
Si la intención de los jefes del técnico nacional era que su resistencia a la renuncia opacara el encabezado de la escandalosa y vergonzosa derrota, lo lograron.
José Manuel de La Torre nació con la suya, creció con la suya, decayó con la suya y murió con la suya durante estos dos años y medio al frente de la Selección Nacional. Su proceso fue una réplica del encuentro del viernes: un inicio de esplendor y una segunda parte de terror, siempre aferrado a sus convicciones pese a los resultados, cada vez más caóticos. El "Chepo" tuvo, con la Selección, uno de esos noviazgos en los que el implicado es el único que no se da cuenta que si su relación no modifica, fracasará. Cambió de forma, mas no de fondo... o cambió de fondo, más no de forma. No importa, de cualquier manera, debió cambiar de forma y de fondo para retomar los buenos resultados.
La noche del viernes se vivieron en el Estadio Azteca todas las expresiones que contiene un partido de futbol tan tenso: el estallido de júbilo tras el gol de Peralta; la pasividad ante el conformismo de la Selección; la incredulidad una vez superados en el marcador; la reprobación con los abucheos, más el ya tradicional "¡Fuera Chepo!" y la burla con el: "¡Ole!". Toda esa combinación no puede tener un buen desenlace.
El cuerpo técnico se encargará de dirigir en Columbus el martes, en lo que es un acto de lealtad hacia la patria y no de traición hacia su despedido entrenador. Es evidente que cuentan con su visto bueno.
La última e innecesaria conferencia de prensa del "Chepo" terminó de despejar las dudas, ya no sobre su intención de permanecer en el cargo, sino sobre su tranquilidad ante un estado de emergencia que nunca pareció captar, como si se tratara del inicio y no de la última llamada. Es probable que eso haya sido también un detonante para que los diarios mexicanos caducaran aun antes de salir a la calle, y tan solo unos minutos después de haber cerrado su edición.
ffernandez@reforma.com
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