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Tengo celos, tengo celos
José Pablo Coello | 08-05-2018
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Los Acereros de Pittsburgh han sido un equipo contendiente desde la llegada de Ben Roethlisberger hace casi 14 años. En aquella campaña tuvo que debutar antes de lo esperado por una lesión de Tommy Maddox en la Semana 2, pero a partir de ese momento demostró su capacidad y su talento y se adueñó de la titularidad. Un año más tarde ganó su primer campeonato, y tan solo después de 7 temporadas ya tenía dos títulos y tres apariciones en el Super Bowl.

A partir de la derrota ante Green Bay en la edición XLV del Súper Tazón, Pittsburgh ha llegado a los Playoffs en seis de nueve temporadas, pero no ha podido regresar al duelo por el título. Aun así, es indudable que la presencia de Roethlisberger ha sido fundamental para construir una de las mejores ofensivas de la NFL, y que el veterano de 36 años está dentro de la élite de la Liga en su posición.

Por lo anterior, es comprensible que la organización haya tomado la decisión de seleccionar en la tercera ronda del pasado Draft a Mason Rudolph, un jugador muy bien calificado por los scouts al mando de Kevin Colbert. Y es que más de una vez en los últimos dos años, Roethlisberger había dejado abierta la posibilidad de retirarse antes del final de su contrato, argumentando incluso que no estaba seguro de tener la motivación necesaria para seguir compitiendo al máximo nivel.

Ahora resulta que mágicamente, y tras la confirmación de la llegada de Rudolph al equipo, Roethlisberger ha anunciado que podría jugar entre 3 y 5 años más. Además, tras ser cuestionado en torno a la posibilidad de convertirse en mentor de Rudolph para ayudarlo en su proceso de adaptación, Ben ha dejado en claro que él es el titular y que, como tal, no puede distraerse en ese tipo de labores, ya que su única obligación es estar preparado para rendir al 100 por ciento.

No hay forma de escatimarle ningún logro a Ben Roethlisberger tras una carrera que lo llevará, sin duda, al Salón de la Fama. Sin embargo, me parece que tendría que entender que nadie es eterno y que Pittsburgh tiene la obligación de pensar en el futuro, sobre todo después de que él mismo generó dudas en torno a su disponibilidad. Además, en torno a su relación con Mason Rudolph, bien haría en revisar la historia y recordar dos eventos de hace 14 años: lo bien que Tommy Maddox lo trató cuando él se quedó con su puesto, y lo rápido que una lesión puede cambiar el rumbo de cualquier carrera en la NFL.

 
Twitter: @JosePabloCoello
 
 
 
 
 
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