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José Pablo Coello | 01-05-2018
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De jueves a sábado de la semana pasada se llevó a cabo el Draft de 2018. La ciudad de Dallas abrió sus puertas para recibir a directivos, jugadores, medios de comunicación y aficionados, en lo que hoy sabemos, es la edición más vista en la historia del evento. La transmisión, tanto en televisión como en plataformas digitales, tuvo un enorme impacto entre aficionados de todas las edades, lo cual confirma que el reclutamiento colegial se ha convertido en el evento de "temporada baja" más trascendente del deporte profesional a nivel mundial.

Ahora bien, así como es un hecho innegable que para los aficionados es fundamental enterarse en tiempo real de quienes llegarán a reforzar a sus equipos, está claro que cualquier evaluación hecha a bote pronto, es un simple ejercicio de predicción que regularmente termina siendo terriblemente inexacto, y por lo tanto, muy poco relevante.

Habrá quien diga, por ejemplo, que Baker Mayfield, Sam Darnold, Josh Allen y Josh Rosen, mariscales de campo que fueron seleccionados en la primera ronda por Cleveland, Jets, Buffalo y Arizona, tienen el talento y la capacidad para convertir en contendientes al título a sus respectivos equipos. Y aunque no descarto que la historia ahora pueda ser distinta, habría que recordar que desde 2004, año en el que llegaron a la Liga Eli Manning y Ben Roethlisberger, no hay una sola generación que incluya a más de un QB campeón.

Habrá quien afirme que hay jugadores, que ya sea por haber formado parte de algún programa universitario con gran reputación o por jugar en alguna posición específica, están listos para triunfar en el profesionalismo, mientras que otros necesitan madurar y terminar de "cuajar" para poder destacar y ser titulares en la NFL. Hay, sin embargo, una larga lista de elementos que se vieron obligados a acelerar su proceso y a debutar antes de tiempo con resultados sobresalientes, mientras que hay también muchas historias de decepciones que, contra todos los pronósticos, nunca llegan a adaptarse al profesionalismo.

Así las cosas, habría que recordar que cualquiera de los elementos que llegarán a los campos de entrenamiento (incluso aquellos que fueron contratados como agentes libres), pueden terminar triunfado y trascendiendo. Mucho dependerá del trabajo que hagan cada uno de los 32 equipos con sus prospectos, y del empeño que pongan los propios jugadores. Porque contrario a lo que pudiera suponerse, la diferencia entre el talento de un hombre seleccionado en primera ronda y un agente libre, bien puede acortarse e incluso desaparecer, si las condiciones que encuentra el jugador en cuestión, son las adecuadas.

 
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