Las Chivas juegan esta noche el "segundo tiempo" de un partido que van ganando.

Al recibir a la escuadra de Toronto, campeona de la MLS, el Guadalajara intentará recorrer con éxito ese último tramo que lo separa del Mundial de Clubes.

Redondear la tarea, ganar el título de la Liga de Campeones y subcampeones de la Concacaf, y así instalarse en ese Mundial de Clubes que se jugará en diciembre, representaría para el equipo dirigido por Matías Almeyda una inmejorable forma de hacer olvidar sus dos consecutivos y rotundos fracasos en la Liga.

Como así funcionan las cosas en nuestro futbol, un equipo que en el torneo interno ocupa el ¡penúltimo lugar! entre los 18 participantes, puede convertirse en el único representante de toda la concakafkiana zona en ese torneo al que supuestamente asisten los mejores equipos en el mundo. Pero como las Chivas no tienen la culpa de esas incongruencias, aunque sí de sus dos pésimas campañas en esta Liga MX, sólo les resta tratar de rescatar el año con este título que hoy se les ofrece en bandeja.

Para obtenerlo, deberán remitirse a esgrimir similares argumentos a los esgrimidos, durante algunos lapsos, en el "primer tiempo" de esta Final.

Olvidarse del 2-1 favorable y de que incluso perdiendo 1-0 se coronarían; realmente jugar como si estuvieran cero-cero, teniendo el balón durante el mayor tiempo posible para así cumplir con el primer requisito para defenderse adecuadamente.

Funcionar en bloque al defender, y como acordeón al ataque. Repartirse equitativamente terreno y esfuerzo, como saben hacerlo. Manejar su ventaja sin dejar de pensar en incrementarla.

Ante esa magnífica oportunidad de modificar su panorama se encuentran las Chivas: de perderlo todo, a ganar mucho.

Queda por verse si saben cómo.

 
 
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