Cátedra mundialista
 
 
En el duelo del domingo pasado entre Pumas y Puebla, Nicolás Castillo no fue el único que brilló en Ciudad Universitaria.

Déjenme les cuento que quienes tuvieron encima las miradas además del ariete andino fueron los árbitros, encabezados por César Arturo Ramos Palazuelos y sus compinches Marvin Torrentera y Miguel Ángel Hernández.

Y no, no es porque los nazarenos estuvieran en la mira tras el atraco que sufrieron los felinos la semana anterior en Monterrey, sino porque al central y a sus auxiliares que estarán en el Mundial Rusia 2018 los fueron a ver sus colegas aprendices de toooda la Concacaf.

Todos los visitantes, incluyendo a un par de damas, forman parte del Programa de Excelencia Arbitral que la Femexfut y la Concacaf están impartiendo, y parte de sus enseñanzas fue ir al Olímpico Universitario a ver en acción a los representantes mexicanos en Rusia.

Lo úuunico malo fue que estuvieron de pisa y corre, por lo que ni siquiera se quedaron a ver la acertada tarjeta roja que Ramos Palazuelos le sacó a Mauro Formica, así que la lección de los mundialistas se quedó como que a medias.

 
 
Torpedea despedida del Azul
 
 
Si alguien se decepciona mañana de la despedida que se le dará al Estadio Azul, les pido por favor que no me culpen únicamente al Cruz Azul.

De cara al último partido que La Máquina disputará en esa cancha antes de mudarse al Estadio Azteca, diiicen que hay una persona que les puso cualquier cantidad de trabas a ideas para darle un digno adiós a la que fue casa celeste desde el Invierno 1996.

Unos cuates míos me contaron que Robin Álvarez, hijo del presidente del club Guillermo Álvarez, fue quien dijo ¡NO! a cualquier propuesta para hacer memorable el último juego en el Azul.

Aunque no aparece en el organigrama del conjunto cementero, el vástago de "Billy" interviene desde hace algunos años en muchas de las decisiones directivas del equipo.

Cuentan mis "cuadernos" que alguien propuso realizar una fiesta de pirotecnia, pero Robin la echó para abajo; también se contempló hacer algún homenaje al medio tiempo, pero apenitas se consiguió que se ofrezcan algunas palabras de agradecimiento a la afición.

De hecho me contaron que los allegados de Robin de verdad se rifaron para convencerlo de realizar un mosaico de despedida en el Estadio Azul en el juego ante Morelia.

Comprendo que el adiós es gris, sin Liguilla ni título de Liga, pero más de uno de los aficionados tenía ganas de vivir una fiesta inolvidable en la cancha que siempre vieron como su casa... y eso no va a suceder.

 
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