Sigue navegando en la incertidumbre la indescifrable Selección Mexicana.
A medias aprovechó el conjunto tricolor esta fecha FIFA, que se antojaba indispensable aprovechar al máximo.
Primero, ante la escuadra islandesa, tras 30 minutos de desconcierto y de ser superados por el adversario, afloró la calidad de las individualidades mexicanas para así terminar resolviendo a favor, con facilidad en la cancha y holgura en el marcador, un partido que parecía muy complicado.
Muy lejos de alcanzar la necesaria consistencia, el debido empaque como equipo, la elemental eficiencia colectiva, fue suficiente la capacidad de varios futbolistas para descifrar el crucigrama planteado por el cuadro oponente... y por el propio técnico.
Aprobado ese examen, ayer ante un representativo de Croacia muy lejos de ser el estelar, Juan Carlos Osorio decidió utilizar, más o menos, a un 60 por ciento de su cuadro de lujo.
De los jugadores que ayer iniciaron, cuando mucho siete estarán en la alineación que será utilizada para enfrentar a la poderosa Selección de Alemania en el primer compromiso mundialista de los tricolores.
Pero esa base de jugadores aparentemente titulares en el primer tiempo fue superada con amplitud por un contrincante incapaz de plasmar en el marcador ese amplio dominio.
Más allá del resultado final de ese partido, son esos aciagos lapsos, vividos y sufridos tanto ante los islandeses como ante los croatas, lo que debe convencer a jugadores y técnico de la urgencia de mejorar, tal vez modificando el rumbo de su incierto camino.
Porque para encarar la ya muy cercana Copa del Mundo, para aspirar a lucir en el máximo escaparate futbolístico, más allá del maquillaje de los resultados (muy buenos en términos generales y a pesar de los pesares) será primordial llegar con un nivel de rendimiento por lo menos aceptable, no sólo de cada uno de los jugadores, sino, principalmente, como equipo.
¿Llegarán así estos indescifrables tricolores?
gomezjunco@mural.com Twitter: @rgomezjunco |