Algo que ayuda a ganar un partido es tomarlo con seriedad. Y una manera de hacerlo es poniendo a jugar a los titulares.
Aunque dicen que todo por servir se acaba, los equipos mexicanos que actuaron el último par de días en el torneo de Concacaf utilizaron a la mayoría de los futbolistas de su primer equipo.
La increíble manera en que los Tigres perdieron repentinamente una cómoda ventaja de dos goles para que les empataran en la agonía del juego es una circunstancia: habrá de demostrar su superioridad cuando regrese a casa.
El paseo que le dio el América a domicilio al Saprissa no deja de sorprender en buena medida. Aunque esas salidas son generalmente complicadas para cualquiera, los cinco goles de las Águilas reflejan apenas lo sucedido. Realmente pudieron ganar por mayor diferencia a un adversario desconocido, frágil, despistado y agujerado.
Pero también Miguel Herrera dispuso de lo mejor que tenía. No obstante lo duro e importante de la Liga, tampoco administró su plantilla y jugó seriamente.
Tijuana con un mojado partido frente a Motagua y Chivas, que entra en acción esta noche, intentarán mantener la hegemonía en la zona, donde México manda con energía hace mucho tiempo.
Con los partidos de Champions, los de la Copa MX y los que se multiplican por todos lados, muchos días de la semana parecen domingo. Vemos futbol por doquier, confundimos a veces un torneo con otro, vemos goles por todos lados y tenemos como entretenernos.
De lo que también perdemos la cuenta es del número de partidos que algunos clubes juegan cada semana. Por ejemplo los Tigres, el América, las Chivas y los Xolos celebraron tres juegos la semana pasada porque hubo fecha doble. Y ahora añaden otros dos, algunos con viaje de por medio, porque están en el citado torneo de Concacaf y además juegan el sábado o el domingo.
Los ingleses juegan dos copas, liga y Champions. Y los demás europeos por ahí se van.
Existe la falsa creencia que el jugador en México resiste menos el número de partidos que los del Viejo continente. Pero eso es relativo. Habrá quien esté mejor preparado físicamente pero aquellos también se resienten, igualmente se lastiman y también llegan cansados a un Mundial.
Recordamos a Lamm y Schwansteiger lastimados en la selección alemana que se coronó en Brasil y a Messi trotando en esa misma copa del mundo: todo tiene un límite.
El desgaste al que está sometido el futbolista profesional -que cobre mucho o poco no tiene que ver con la posibilidad física que posee- es enorme y la esperada cita en Rusia puede verse afectada por estos domingos en miércoles que sacian nuestra cada vez mayor hambre futbolera.
Mientras se pueda, disfrutemos.
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