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El precio del éxito
José Pablo Coello | 13-02-2018
en CANCHA
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Una vez que concluyó el Super Bowl LII, los Patriotas tuvieron que lidiar no sólo con la decepción de haberse quedado muy cerca de conquistar el bicampeonato, sino con la certeza de que dos de sus piezas más valiosas abandonarían la organización al terminar la temporada. Tal como se había anticipado, Matt Patricia fue anunciado horas después como el nuevo entrenador en jefe de los Leones de Detroit, mientras que el nombramiento de Josh McDaniels como el mandamás en Indianápolis se haría al día siguiente. Con el coordinador ofensivo se irían al menos otros dos integrantes del staff de Bill Belichick, complicando el proceso de reestructura para la organización de Nueva Inglaterra.

Esa fue, quizás, la razón que orilló a Robert Kraft a endulzar la oferta económica para que Josh McDaniels cambiara de rumbo y dejara literalmente "colgados de la brocha" a los Potros de Indianápolis. La derrota ante Filadelfia había dejado una herida profunda, y el orgulloso dueño de los Patriotas estaba dispuesto a pagar lo que fuera necesario para evitar una desbandada y comprometer la viabilidad a futuro del equipo.

Una historia similar se vivió del lado del equipo campeón, que unos cuantos días después de haber conquistado su primer trofeo Vince Lombardi, vio cómo John DeFilippo, el talentoso entrenador de mariscales de campo, era contratado por los Vikingos de Minnesota para coordinar la ofensiva que se había quedado acéfala al final de la campaña. DeFilippo dejó Filadelfia consciente de que mientras Frank Reich estuviera en el staff de Doug Pederson, su crecimiento en la ciudad de la hermandad sería complicado.

Sin embargo, la negativa de McDaniels obligó a los Potros a reabrir la búsqueda de su nuevo entrenador en jefe, y al final, Frank Reich terminó siendo el elegido para tomar el puesto de Chuck Pagano. En un abrir y cerrar de ojos, y gracias a la intervención de última hora de Bob Kraft, Doug Pederson se había quedado sin sus dos hombres más importantes en el manejo de una de las mejores ofensivas de la NFL.

Patriotas y Águilas tienen elementos de sobra para seguir siendo contendientes en la próxima temporada, pero desde ya, ambas organizaciones deben tener claro que el reto será formidable. El precio del éxito suele ser muy elevado y en ocasiones, como ahora lo estamos atestiguando, puede afectar considerablemente la estabilidad de una organización.

 
 
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