El asesor Muchos podrán pensar que a Matías Almeyda le llevó un año y ocho meses -desde que despidieron a Jaime Ordiales como director deportivo- entender que, como dirían en mi pueblo, no puede silbar y comer pinole al mismo tiempo.
El "Pelado" se dio cuenta de que eso de ser entrenador del primer equipo, tener contentos a los jugadores, fungir de su protector ante las críticas y hacerla de abogado del diablo -al apoyar decisiones como no renovar el contrato de Oswaldo Alanís- fue lo más perjudicial para su imagen de héroe de la Nación Chiva.
Su papel institucional en el asunto Alanís, al apoyar la postura de los directivos de no ponerlo a jugar por no aceptar las condiciones para su contrato terminó por desgastar la posición del argentino con un sector de la afición, sus futbolistas y los demás equipos de la Liga MX.
Eso quizá hizo entender al entrenador que su trabajo debe canalizarse únicamente a dirigir; a lo mejor supervisar las Fuerzas Básicas; marcar línea y filosofía de juego; pedir refuerzos, y analizar bajas y altas.
Dejar la chamba de arreglar salarios, convencer futbolistas de hacerle caso a la directiva o ponerse de lado de los patrones debe ser para alguien acostumbrado a los jaloneos y las terapias con los pateabalones.
Almeyda dijo haber entrevistado candidatos. O sea, él es quien va a elegir y por eso vayan descartando a directivos de peso y personalidad fuerte, pues no estarían dispuestos a ser súbditos del argentino o a estar debajo de él en jerarquía.
El perfil que busca es que sea de origen chiva, que tenga experiencia en contratos, salarios, premios y, sobre todo, que no quieran tumbarle del cargo. No, pues ya valió.
¿Honestamente ven a alguno que reúna tooodo eso?
La verdad, yo no.
Los de moda Experimentar con ex futbolistas que desean seguir en el medio -algunos al menos toman diplomados en gestión deportiva- se ha vuelto una moda entre algunos clubes y hasta en la Selección.
En el Monterrey está Duilio Davino, a quien como presidente deportivo no lo va tan mal; Antonio Sancho, en los Pumas y los Tigres, tomó experiencia, y Santiago Baños, quien va mas o menos en el América después de que le ayudaba a levantar los conos a Miguel Herrera y ahora ya es presidente deportivo.
Son sólo algunos ejemplos, aunque no todos han sido exitosos. Si no, pregúntenle a Joaquín Beltrán, quien no duró mucho en Querétaro, o a Rafael Puente del Rio, quien no hizo un buen trabajo en su paso por las Chivas.
Si se tratara de un ex futbolista, ¿a quién verían para llegar a trabajar con Almeyda?
Ramón Ramírez se ha preparado para ser directivo y desenvolverse en los medios, pero difícilmente dejaría su residencia en Houston y su chamba como analista con Javier Alarcón, en Imagen.
Rafael Márquez Lugo tiene preparación, conoce el manejo de vestidor, estudió e inicia su etapa como empresario inmobiliario, pero su chamba como analista en Fox, el Mundial de Rusia y su familia en Ciudad de México complicarían su llegada.
¿Quien es el tercero? Omar Bravo -¿de qué se sorprenden?-, goleador histórico e identificado con el club.
Sabe manejar el vestidor, está retirado del futbol, aunque todavía no lo anuncia, y sabe muuuy bien lo que es negociar y repartir recursos.
¿Ya se les olvidó que él era el encargado de dividir los premios?
Yo apuesto por el de Los Mochis.
Emergencia Si el fin de semana les llamó la atención que Jorge Enríquez -quien había tenido juego con Enrique Meza en el Puebla- no salió ni a la banca contra el Guadalajara no fue porque lo hayan cepillado.
La esposa del "Chatón" tuvo que ser operada de emergencia, así que el "Ojitos" le dio todas las facilidades para ausentarse, porque primero es la familia, aunque tuvo que perderse el duelo ante las Chivas.
La señora ya se recupera en casita.
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