Los de los Pumas aceptan sin problema que su más odiado rival es el América.
Del otro lado hay quienes se ponen difíciles porque también tienen el Clásico contra las Chivas y el Cruz Azul. Pero de que les arde perder contra los universitarios, no hay duda.
El duelo del próximo domingo en Ciudad Universitaria tiene una diferencia importante respecto a los de los últimos tiempos: el cuadro de la UNAM está mejor en la incipiente clasificación y parece jugar también mejor que el adversario.
Lo tempranero del torneo ayuda a que eso suceda: con dos buenos partidos, los auriazules han reconquistado a su público, ávido de mejores tiempos.
¿Habrán llegado por fin al Pedregal las épocas de competir contra los mejores como antes sucedía? ¿O es el actual un espejismo, una burbuja que pronto habrá de reventar?
Ni una cosa ni la otra.
Los Pumas, a lo largo del torneo, difícilmente se mantendrán en el liderato que hoy ostentan. Es vano ilusionarse con ello e injusto exigírselo. Hay planteles mejores, más costosos, más maduros. Más obligados a ello.
Pero eso no quiere decir que el primer equipo universitario sea malo.
Se ha reforzado bien, David Patiño ha iniciado con el pie derecho el semestre y sus jugadores parecen estar a punto, como los buenos motores.
Pero además, el equipo tiene otras buenas noticias: sus finanzas están en pleno saneamiento, invierte en una infraestructura digna de cualquier equipo importante de Europa y mejora cada torneo la actuación de sus cuadros con límite de edad. A grado tal que la suma de puntos de todas las categorías superan a los de cualquier otro club de Primera División.
Retoma las bases que son propias de su ADN, y que fueron abandonadas total o parcialmente en los últimos años.
El América es el siempre obligado, la presencia más silbada en el Pedregal, pero también el gallardo rival que muchas veces se sale con la suya. Que trae refuerzos refulgentes por estrenar y que vive en la exigencia de ganar y gustar porque su afición se alimenta de ambas cosas.
Lo que los Pumas están sembrando para el futuro a la vuelta de la esquina puede tener una recompensa este domingo, lo que le brindaría un cruce ideal: los cimientos de lo que viene con los resultados que permiten aguantar hasta ese instante.
El del domingo es un partido que debe verse desde muchos ángulos y significados.
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