Marchesín ¿'cepillado'?

 
El extranjero que parecía tener las horas contadas en el América a principios del torneo anterior era, ni más ni menos, que Agustín Marchesín, Whaaat?

Así como lo leen, cuentan que al interior del club les parecía extraño que en la administración anterior (llámese Ricardo Peláez) se hubieran desprendido de un buen portero como Hugo González, y más por el hecho de ser mexicano, ya que eso les habría liberado una plaza de extranjero para utilizarla con un defensa, un volante o un delantero.

Y no es que "Marche" no les pareciera un gran guardameta, sino que su simple presencia suponía un problema, porque por nada del mundo lo podían dejar fuera del 11 en los duelos de Liga, por lo cual la baraja de extranjeros en la cancha se reducía considerablemente y la decisión sobre a quién mandar a la tribuna era de lo más ingrato de la chamba semanal para el entrenador del equipo.

Peeero al paso de las jornadas, Marchesín se ganó la confianza de propios y extraños, al grado de que el técnico Miguel Herrera no duda en presumirlo como el mejor portero de la Liga MX.

El argentino ha superado las expectativas que tenían por él en Coapa, a diferencia de elementos como Silvio Romero y Cecilio Domínguez, quienes perdieron bonos en el torneo pasado y hoy causan más de una jaqueca por la dificultad de colocarlos en el mercado a un buen precio, o al menos a uno que no genere pérdidas para el América.

 
 
William, el guía
 
Pocas veces me sorprendo tanto en un entrenamiento con las cosas que veo cuando me toca pararme en uno de ellos, pero lo del señor William Da Silva en el Nido de Coapa sí que me llamó la atención.

Sí, sé perfectamente que en todos los equipos hay líderes que arropan a los más jóvenes, a los canteranos y a todo aquél que lo necesite, pero lo que hace el brasileño con los chavos de América alcanza otras latitudes.

Si Diego Lainez falla un pase, el primero en animarlo es William. "Dale niño, dale niño, levanta la cara que a la siguiente sale". Sí, y eso es nada más en un entrenamiento.

Da igual si es Lainez, Aldo Cruz, Enrique Cedillo o el que me quieran mencionar de los jóvenes azulcremas. Todos tienen a William de guía incondicional.

Tal vez por eso tampoco me extraña que sea uno de los futbolistas más respetados no sólo en el América, sino en todo el futbol mexicano.

Ojalá y que al menos uno de los polluelos que hoy están creciendo bajo el cobijo de William sigan mañana su ejemplo, porque sólo así el América podrá aspirar a formar jugadores con valores.

 
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