Cuando inicia el nuevo año la tendencia dice que nos tenemos que poner optimistas.
Que la página en blanco sirve para empezar un nuevo discurso, el que queramos, porque en gran parte de Occidente hoy estrenamos año nuevo y según decía un viejo y vulnerable refrán, vida nueva.
Para los terrícolas futboleros, la existencia tiene que ver mucho con los Mundiales.
Algunos recordamos por ejemplo que en el de Alemania 74 nos íbamos tendidos a la casa que estuviera más a la mano en cuanto nos dejaban ir los maestros de la secundaria, que el de Argentina 78 lo vimos decepcionados por la Selección en una oficina a la que sí nos dejaban llevar una tele portátil, y que con el sueldo de España 82 alcanzó para ir a Europa por primera vez en la vida.
Así que este 2018, con Rusia de por medio, traerá también futuras referencias porque para nosotros, tener año de Mundial es adquirir otra marca en el calendario que nos ayudará a recordar cosas de la vida personal, familiar y profesional.
Dejemos que corran las buenas intenciones aunque nos hagamos un poco de la vista gorda en cuanto a que lo no sembrado, no va a poder germinar por sí mismo. Que mucho de lo que nos sucede es producto de lo que hemos ido abonando con tierra, cariño y trabajo.
Entre los deseos formulados, habrán muchos que se refieren al próximo verano: que al Tri le vaya bien, que tenga una Copa del Mundo sensacional, que le quede corto el quinto partido...
No podremos olvidar, pese a la euforia, que los rivales de México en el Grupo F tienen diferentes méritos que les validan sus deseos de mejor manera que a nosotros porque, en efecto, han sembrado bien.
Alemania, el "Dream Team" de la actualidad, tuvo una Eliminatoria perfecta de 10 partidos ganados -todos-, una diferencia de goles de 39 a favor y sólo recibió 4 goles. Es la casa de los sustos.
Que haya ganado la Confederaciones con un equipo alterno y el Sub 21 de Europa por si le hace falta utilizar sangre nueva, es demasiado lujo.
Suecia derrotó a Francia en su Eliminatoria, tiene una defensa de roca -mantuvo su puerta en cero siete veces de doce partidos jugados- y terminó invicta en casa. Hueso duro.
Los correosos coreanos no la pasaron tan bien, pero dicen los últimos informes que también escribieron sus deseos de año nuevo. El Seollal -como se llama su festejo- también incluyó optimismos mundialistas.
México hace lo que puede y a veces es más de lo que percibimos.
Cada quien es responsable de sus deseos y de cómo se prepare para conseguirlos. Esperamos el tiempo de las realidades.
Así que todos a celebrar, que mañana volvemos al trabajo. Ese que a cada lector, junto con salud y felicidad, deseo desde aquí, con una ventura en cada letra del teclado.
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