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La dominguera
San Cadilla | 10-12-2017
en CANCHA
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Jugar por gusto
 
Aunque no es regla, pareciera que en la historia del balompié las estrellas tienen que venir de un estrato social bajo, casi de la misma ruina.

¿Cuántas historias no hemos leído de futbolistas que en su proceso para ser famosos y millonarios pasaron hambre?

Así fue la historia de Diego Armando Maradona, que salió de Villa Fiorito, en medio de la pobreza, para conquistar al mundo con su magistral y excelsa pierna zurda.

Como todo en la vida hay excepciones, hay quienes no cumplieron con esa regla no escrita.

Hay futbolistas de talla mundial que, antes de ganarlo todo dentro del futbol y subirse a un auto deportivo, ya tenían acceso a esa vida gracias a la estabilidad económica de sus familias.

Andra Pirlo (Brescia, Italia, 19 de mayo de 1979) no necesitó contratos millonarios para darse los mejores lujos de la vida, pues su padre es dueño de una empresa siderúrgica.

 
 
SIN NECESIDAD
 
En varias ocasiones, este arquitecto de la media cancha ha dejado claro que su amor por el futbol está por encima de los dígitos en los contratos, pues su formación le ayudó a ser desprendido del dinero.

Además, su familia también tiene viñedos en la región de Brescia, de hecho, en la actualidad su empresa de fabrica cuatro tipos de vinos: rosado, blanco y dos tintos, de los cuales se hacen 20 mil botellas anuales.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo: "A muchos jugadores les quitaron la alegría de jugar porque estaban obligados a ganar para tener más plata, pero con Pirlo no sucedió así, el entraba a la cancha por divertirse".

"El dinero jamás ha sido un tema. Lo más importante es jugar. Juego porque me gusta, no por dinero", dijo en su llegada a la MLS, cuando los periodistas le cuestionan que si su llegada al New York City FC había sido por finalizar su carrera con un contrato jugoso.

El italiano comenzó su carrera con el Brescia, la siguió con el Inter de Milán, el Reggina, el Milán, la Juventus y la finalizó en este 2017 con el City.

Estuvo a punto de jugar para el Real Madrid, pero a final de cuentas decidió quedarse con el Milán, a pesar de que los Merengues le ofrecían, por cinco años, un contrato que el mismo Pirlo ha calificado de descomunal en su libro "Pienso, luego juego".

 
 
'FIRMA LO QUE QUIERAS'
 
Tras varios intentos por ficharlo, el Real Madrid no tenía éxito. Algo pasaba con Andrea: ¿Acaso no lo convencían los ceros de la propuesta contractual?

Pirlo, a pesar de que soñaba con jugar para el Madrid, lo consultó una y otra vez con su representante y, a final de cuentas, consiguieron sentarse a comer con la dirigencia del Milán.

"Yo pertenecía al Real Madrid, no al Milan. Yo era jugador del Real Madrid en mi cabeza, en mi corazón y en mi alma. Tenía un contrato de cinco años esperándome allí y un salario que no era de este mundo", contó en su libro.

En la comida, Pirlo quiso despedirse de Adriano Galliani, presidente del Milán, pero antes que de una vez por todos apareciera su convicción para comunicarle que iba a firmar con el Madrid, el dirigente jugó su última carta.

"Galliani sacó un contrato de la caja y dijo: 'No te vas, porque vas a firmar esto. Es por cinco años y hemos dejado los detalles del salario en blanco para que puedas escribir lo que quieras'".

Pero no sólo se quedó cerca de jugar para los Merengues, también fue buscado por Pep Guardiola para que jugara en uno de los mejores equipos, pero el Barcelona ni el mejor técnico del mundo de ese momento lograron convencerlo.

"Somos ya muy fuertes, la verdad es que no podría pedir nada mejor, pero tú eres la guinda del pastel. Estamos buscando un centrocampista que se alterne con Xavi, Iniesta y Busquets, y ese eres tú. Tienes todos los atributos para jugar en el Barcelona", cuenta Pirlo, sobre la invitación de Guardiola.

 
 
AL BORDE DEL RETIRO
 
Era tanto el amor por el futbol que después de que perdió con el Milan la Final de Champions de 2005, contra el Liverpool, dudó en seguir como profesional, pues ese golpe tan duro que había recibido lo hizo poner sobre la mesa los motivos por los cuales tenía que jugar, sin importar la fortuna que ya ganaba.

"Pensé en mi retiro después de haber perdido ante Liverpool, en Estambul. Por varios días estuve muy convencido de que todo había terminado. No tenía la fuerza, la verdad es que no podía explicar lo que había sucedido", reveló.

El futbol quiso y el destino quisieron que siguiera repartiendo el balón como pocos, desde la media cancha y en el Mundial de Alemania 2006 se proclamó campeón con la escuadra italiana.

 
 
'¿ME REGALA UNA FOTO?'
 
A Pirlo no le gusta que sus actos altruistas se difundan a través de los medios, pues considera que es más limpio cuando la ayuda se hace sin alarde.

"Vivimos un periodo muy complicado, con demasiados conflictos bélicos y religiosos. Ha llegado el momento de sentarse y ponerle remedio. Todos somos iguales y así deberíamos escenificarlo en la vida real. Hay que dar un paso atrás y ser más humildes y tolerantes. Afortunadamente, el futbol ayuda a mucha gente que ahora lo está pasando muy mal".

Uno de los momentos más especiales para Pirlo, ya cuando era una figura del futbol mundial, fue cuando conoció al Papa Juan Pablo II, a quien le pidió que si podía tomarse una foto, por su admiración.

"Al primero que conocí fue a Juan Pablo II. Desde el respeto a los demás, para mí el mejor Papa de la historia. Me transmitió emociones inenarrables", aceptó.

Ahora que ya colgó los botines, el espíritu empresario de Pirlo está en sus viñedos, en Brescia, donde alguna vez comenzó su andar por el futbol profesional.

De hecho, dicen que es muy buen catador de vinos y en algunas fotos el genio de la media cancha comparte fotos tomando tinto.

 
 
Mail: san.cadilla@mural.com
Twitter: @SanCadilla
 
 
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