Mañana se juega el "segundo tiempo" de una Final que en su primera parte ofreció 90 minutos de un magnífico futbol.
A pesar de las nada propicias condiciones climatológicas, que inevitablemente afectaron a la cancha del Estadio Universitario, la cual en realidad "se comportó" bastante bien en dichas circunstancias, tanto los Tigres como el Monterrey confirmaron su enorme calidad y esgrimieron sus mejores argumentos cerca del nivel óptimo.
Cada cual fiel a su estilo, uno y otro con ese poderío ofensivo que los distingue, aunque sin la contundencia que también los caracteriza, en gran parte debido a esas resbaladizas condiciones.
Los dos siempre bien parados en la cancha, sólidos y ordenados en sector defensivo, muy eficientes en el trabajo de recuperación de la pelota y para ir variando, de acuerdo a los momentos del partido y a la propia conveniencia, la zona del campo en la que más presión ejercían.
En el caso del Monterrey fue evidente que no contó con su mejor pieza del torneo, Avilés Hurtado, a la altura de sus anteriores actuaciones; y del lado de los Tigres destacó el desempeño de Valencia, incluido su desparpajo en la ejecución del penal y a pesar de haber sido "perdonado" por el árbitro, que debió sacarle la roja cuando quedaban muchos minutos por jugarse.
Pero al margen de las inevitables altas y bajas en el rendimiento de cada futbolista, en términos generales ambos equipos funcionaron como se esperaba y ofrecieron un estupendo "primer tiempo".
Para mañana, en el segundo, es de esperarse una postura un poco más conservadora de parte de los Tigres, más agresiva de parte del Monterrey, mejores condiciones de clima y cancha... y un partido de superior nivel.
Que se corone quien con su futbol más lo merezca entre los dos mejores equipos mexicanos de la actualidad, y que los seguidores de ambos demuestren con su comportamiento, dentro y fuera del estadio, que realmente conforman a la mejor afición de México.
No se puede pedir más ni exigir menos.
Twitter: @rgomezjunco |