Horas contadas El Cruz Azul está por iniciar su primera Liguilla en tres años con la idea de que se quedará sin técnico apenas termine su participación, en Cuartos, Semifinales o la Final.
El español Paco Jémez está como una pareja que tuve hace algunos años: no sabe lo que quiere, o por lo menos eso dice.
En una entrevista con un medio ibérico, el veleidoso entrenador insistió ayer en que tiene tres opciones para el próximo semestre: descansar, dirigir en España o quedarse en La Máquina.
Según declaró, su experiencia en México ha sido durísima y lo ha dejado completamente vacío. No sé a qué se refiere, pero sospecho que no es de los bolsillos.
Además, parece que el mal del "Jamaicón" no es exclusivamente mexicano, porque el ibérico extraña mucho a su familia y su tierra, así que se le cuecen las habas por irse para las fiestas decembrinas. Yo no creo que vuelva por estos lares.
En su país lo ponen como el próximo técnico de Las Palmas, equipo que no camina bajo el mando de un viejo conocido del futbol tenochca, Pako Ayestarán, y ya aventó el anzuelo.
Por eso, como les adelanté, la directiva cementera estaría muy adelantada en las pláticas para repatriar al portugués Pedro Caixinha, quien viene de ser despedido de los Rangers, de Escocia, y acá ya fue campeón al frente del Santos Laguna.
A ver hasta dónde llega Jémez, digo, en la Liguilla, porque su aventura mexicana puede terminar esta misma semana.
Concentración Y como saben que ya se les va, los pateabalones de La Máquina traen el sentimiento a flor de piel con Jémez y no quieren quedarle mal en esta Liguilla.
Los futbolistas están contentos porque el español, a pesar de que el Cruz Azul clasificó por primera vez en seis torneos, decidió que lo más sano era que estuvieran con sus familias en casa y no llamó a una concentración en un hotel, como se usa en la mayoría de los clubes de México, para evitar distracciones.
Eso sí, les pidió responsabilidad y reposo, para que lleguen al juego de hoy, contra el América, en las mejores condiciones, físicas y mentales. Lo mismo ocurrirá para la vuelta, el domingo en el Estadio Azteca, al menos que pase algo extraño.
A ver cómo le responden.
El efecto Vargas Dicen que no es por ahorrar ni para cuidar la economía boyante de la FMF, pero Liga MX de plano tomó la determinación de no mandar a hacer medallas ni trofeo para los equipos que pierden una Final en cualquiera de sus categorías.
Así que si mañana en la Final de la Liga MX Femenil ven que sólo entregan medallas y trofeo a las ganadoras, y nada a las que pierdan, no crean que es por mala onda, sino una decisión que tomó Enrique Bonilla en conjunto con los presidentes de los clubes.
La idea es evitar escenas como las del semestre pasado, cuando el chileno Eduardo Vargas jugaba a las vencidas con el Doctor Chunga, porque no dejaba que le colgaran la medalla de subcampeón.
Y no nada más fue por el efecto negativo que causó la imagen del delantero de los Tigres, sino también para evitar que otros se la pongan y se la quiten de inmediato o, como ya ha ocurrido, la avienten a la tribuna, en una clara señal de que ese reconocimiento vale para dos cosas.
Lo mismo pasa con el trofeo del subcampeón, que muy pocos equipos tienen en sus vitrinas y termina en como soporte de libros en alguna repisa.
Todavía me acuerdo de aquel viejo trofeo del muñequito en la parte alta, que las Chivas reciberon cuando perdieron la Final contra los Pumas en 2004. Esa vez Oswaldo Sánchez, en medio del llanto, salió a recibirlo y luego se lo entregó al utilero, quien en medio de la frustración lo mandó al maletero del autobús, junto con los balones, conos y uniformes sudados.
Quiero ver si ahora los subcampeones a partir de este semestre no reclaman eso que ya no se les entregará, porque ahora sí se irán con las manos vacías.
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