Bélgica clasificó a la Eurocopa de Francia 2016 en su séptimo intento.
Lo hizo con una generación renovada y sorprendente que en el Mundial de Brasil se quedó otra vez como la eterna promesa. La Selección belga, con medio plantel en equipos de la Premier League de Inglaterra, no sabe ganar.
O por lo menos es lo que declaró su entonces director técnico, Marc Wilmots, a su llegada a Francia. Habló de que Bélgica no tiene lo que los alemanes o los españoles: bloques de jugadores acostumbrados a ganar cosas importantes y que pertenecen a pocos clubes con lo que mantienen su memoria competitiva en la Selección. Los ejemplos de Madrid y Barcelona como base de la Selección española o de Bayern Múnich y Borussia Dortmund en Alemania, les da una cultura ganadora que el jugador de Bélgica no tiene.
Con una Eliminatoria sencilla y arrasadora, los Diablos Rojos fueron el primer equipo europeo clasificado por Eliminatoria al Mundial. Metieron muchos goles, recibieron pocos, lucieron a sus estrellas y volverán a intentar ganar algo importante para cambiar la historia relatada por Wilmots, despachado de su cargo tras cuatro buenos años porque tampoco pudo llegar en la Euro a la ansiada Semifinal marcada como objetivo.
Para México, el partido de mañana, posiblemente más que el del domingo contra Polonia, es una buena piedra de toque.
Representa una de esas ansiadas oportunidades de medirse a una potencia que en valores técnicos, económicos y de roce competitivo, es superior con evidencias a lo que Juan Carlos Osorio puede presentar.
Como en el futbol no siempre los mejores ganan porque hay otros elementos en juego -estrategia, mentalidad, contundencia, circunstancias-, la prueba que sostendrá el Tri despierta gran curiosidad.
México no tiene un Lukaku, ni un Hazard, ni tampoco un Mertens.
Cuenta, sí, con un equipo que puede competir y si no se distrae -como le sucede en algunos partidos-, habrá de competir y posiblemente hasta obtener un buen resultado.
Bélgica, con cosas por confirmar en la Copa del Mundo, es temible. Posee velocidad, futbolistas capaces de resolver de diferentes maneras un partido, y una alineación que se conoce de memoria.
El genio y la planeación nos traen mañana uno de esos partidos que siempre pedimos a cambio de los "moleros".
Que sirva para sacar buenas conclusiones sabiendo que no es un partido de competencia pero si de herencia.
Si México puede nulificar a las estrellas belgas, si sabe atacar a una defensiva poco puesta en peligro en su Eliminatoria por la debilidad de sus rivales y termina haciéndole un partido sin complejos, pero sin tonterías ni riesgos al atacar o equivocar los pases, sabremos que el camino por delante es alentador.
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