El sistema de competencia vuelve a cumplir con su cometido: mantendrá el suspenso hasta el último instante hasta en el liderato general, hoy aparentemente asegurado por los Rayados.

Las implicaciones de los partidos por jugarse --dos pendientes y los 18 de las últimas dos jornadas-- son diversas y definitivas para varios clubes.

Monterrey, que derrotó al América en un partido memorable, aventaja con cinco puntos al sublíder Tigres pero ambos tienen partidos pendientes de fechas anteriores y además se enfrentan en la última jornada en campo rayado. La aritmética no asegura nada todavía, aunque sí lo insinúa.

Cualquier mal paso puede cobrar alta la factura. El América, que hace dos semanas pudo haber proyectado su duelo del sábado precisamente contra Rayados para asaltar la cumbre de la tabla, suma ahora dos derrotas consecutivas que le han hecho resbalar hasta el quinto sitio. Recibir al Puebla y visitar a Santos no debería significar un enorme riesgo, pero esas caídas estarán haciendo pensar a todos que las Águilas están tocadas. Su banca no es amplia y las dudas en su triunfo ante Chivas --duelo que también pudieron perder-- atrae nubarrones en el cielo de Coapa.

América es un equipo que sabe salir de las dificultades y es hora de ejercer esa virtud.

La campaña de Monarcas es meritoria. Juega con orden, a veces cuenta con su buena dosis de fortuna --como ayer en Toluca-- y hace homenaje a un personaje institucional como Roberto Hernández, que volvió a tomar el timón en tiempos de tormenta y ha enderezado el rumbo. Un equipo sin remedio lo encontró en casa.

El torneo mexicano no es parejo solamente por el sistema que permite a varios pelear el título, sino por la paridad de la mayoría de sus equipos. Quitando al líder Monterrey hay cuatro puntos de diferencia entre el segundo y el sexto lugar. Toluca y Cruz Azul, tradicionales y siempre obligados, se han quedado colgados porque han sufrido ese parpadeo letal en el que ligar un par de malos resultados puede significar mirar la fiesta sin invitación. Atlas --con juego pendiente también-- encabeza la jauría de aspirantes que los puede hacer a un lado.

Encara el torneo su última recta: en la que son frecuentes los rebases, constantes los choques y emocionantes las velocidades alcanzadas.

Vienen varios partidos de la verdad: el Morelia-Cruz Azul, el América-Puebla, el Veracruz-Toluca, entre otros.

La pista tiene que quedar despejada en dos semanas para dar paso a la Liguilla en la que nadie, como Hamilton, podrá ganar por los méritos acumulados. Aquí se empieza desde cero.

Sorteados los peligros del cierre, los ocho clasificados deberán estar en su mejor momento posible.

 
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