Cuatro equipos se instalaron ayer en los Cuartos de Final del Torneo de Copa... y hoy lo harán los otros cuatro.
Un torneo que sigue adquiriendo cada vez mayor importancia, en la medida en que los distintos equipos han ido dándosela.
Entre ellos, principalmente, las Chivas, que hoy tratarán de defender su corona de la Copa avanzando a esos Cuartos a costillas de uno de sus 2 más grandes adversarios de siempre: el Atlas.
Pero mientras esta edición de la copera competencia se acerca a su etapa definitiva, y a pesar de tener hoy como atractivo platillo ese duelo entre tapatíos, y de haber tenido ayer el América vs Cruz Azul, esta semana ha sido el reciente caso de Alan Pulido lo que ha acaparado los principales espacios futboleros en nuestro País.
Un caso que ha servido, entre otras cosas, para desentrañar el origen de la desastrosa campaña realizada por el Guadalajara después de haber obtenido el título de Campeón de Liga hace menos de cinco meses; y el de Campeón de Copa un poco antes.
No se trata de satanizar al ariete rojiblanco por haber cometido un error que tantos cometen; pero sí, precisamente, de entender que en la frecuencia con que esos errores son cometidos está gran parte de la explicación de la inconsistencia que en su desempeño manifiesta la mayoría de los futbolistas mexicanos.
Jugadores cuya falta de profesionalismo es alarmante, que a veces no entienden lo que representa jugar en determinado equipo, ni los privilegios y responsabilidades que tienen como futbolistas, ni que lo son o deben serlo durante las 24 horas y no solamente cuando están en la cancha.
No en balde, ni gratuitamente, han triunfado y se han consolidado en Europa jugadores como Andrés Guardado, Javier Hernández y Miguel Layún, los 3 con un alto nivel de profesionalismo que bien harían en tratar de emular muchos otros jugadores mexicanos.
A ver qué tanta capacidad muestran esta noche las Chivas y el Atlas para seguir peleando por esta Copa; y cuánto tardan en entender después, quienes deban entenderlo, que hay que bajarle a las otras.
Por desgracia, son muchos los que difícilmente lo entenderán a tiempo.
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