Esta vez fue Houston la ciudad, la sede y el motivo para ser partícipes de la novena edición de la Dynamo Charities Cup y echar la mano tras el devastador paso del Huracán Harvey por esa ciudad texana. Esta iniciativa del dos veces campeón de la MLS tiene como fin hacer un donativo anual a través de un partido contra algún equipo ajeno a su liga. El rival en turno fue Cruz Azul y el objetivo recaudar 100 mil dólares para las víctimas de este desastre natural que dejó la inundación más devastadora en la historia de Houston, con el paso del huracán más violento de los últimos 50 años en Texas. Miles de desplazados, cientos de casas muy dañadas y 58 condados en el estado declarados en zona de desastre en agosto pasado.

Era solo el principio de seis semanas catastróficas como bien sabemos, y dentro de lo que somos requeridos como empresa, como canal de televisión y como ex futbolistas, llegó la invitación para meternos a la cancha y disputar un original partido de futbol 7 contra las Leyendas de Houston Dynamo.

Hristo Stoichkov, Ivan Zamorano, Pavel Pardo, Marc Crosas, Carlos Pavón, Marcelo Balboa, Pablo Ramírez, Ana Caty Hernández y un servidor, todos de Univision Deportes; frente a Corey Ashe, Calen Carr, Brian Ching, Brad Davies, Paul Dalglish, Dwayne DeRosario, Cam Weaaver y Eddie Robinson, todos ellos ex futbolistas de Houston Dynamo. Disputamos un exigente, amistoso y desigual pero muy agradable partido, en una mitad de la cancha del BBVA Compass Stadium de la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos (2.3 millones de habitantes), con la impresión de sentirnos útiles y parte del bálsamo que en algo reconforta a nuestros latinos afectados.

No es motivo de este artículo detallar lo sucedido en el encuentro (que terminó con marcador de 5-2 a favor del Dynamo), sino destacar la labor paralela que realiza este equipo con la población menos favorecida o, como en este caso, más necesitada por el reciente huracán: desde hace varios años Dynamo apoya un programa verdaderamente loable, llamado Houston Food Bank, mismo que funciona desde el 2008.

El banco de comida consiste en recibir donaciones de todo tipo de alimentos no perecederos y, a través de cientos de voluntarios, desempacar, distribuir en un gran galerón, bien organizado, lleno de mesas en las que se colocan, dentro de una caja, 12 distintos productos, se cierran con cinta, se vuelven a empacar y se distribuyen a las comunidades de escasos recursos para terminar con el hambre en la región. En el último año este banco de comida distribuyó 83 mil comidas y su meta es llegar a las 100 mil anuales para 2018.

Esperamos que con este evento realmente se cierre un ciclo de mucha solidaridad ante mucha desgracia; de mucha necesidad ante mucha pérdida y de mucha esperanza ante muchas catástrofes. Las enseñanzas han sido muchas, ojalá el aprendizaje también, para el momento en que se requiera de nuestra intervención hacia otra necesidad, pero también para cotidianamente contemplar en el otro a un posible salvador y no solo a un extraño.

 
Twitter: @Felixatlante12