La Selección Mexicana jugó ayer, en Costa Rica, uno de los tres partidos de trámite que le quedaron después de apuntarse el viernes en la Copa del Mundo de Rusia 2018.
Al margen del resultado de ayer y del indudable mérito implícito en la pronta obtención del boleto mundialista, los tricolores deberían plantearse desde ahora el siguiente gran objetivo: ir a las canchas rusas a jugar como no han jugado.
Para conseguirlo y aspirar a realizar un papel destacado en el máximo certamen futbolístico, cuyo nivel de competencia no tiene nada que ver con el de la zona concakafkiana, varias cosas deberían ser modificadas ya que decidieron no modificar el cuerpo técnico.
Por lo pronto, vayan aquí cinco elementales sugerencias: - Definir a qué pretenden jugar, con un sistema de juego claro, tareas y labores específicas y una formación base, a partir de la cual buscar la necesaria flexibilidad en el funcionamiento.
- En cada partido, poner a jugar a los mejores, a quienes el director técnico vea como los 11 elementos idóneos, capaces de desplegar en ese momento el mejor futbol posible.
- Ubicar y utilizar a cada jugador en la posición que domina y en la que mejor juega y no cambiarlo de posiciones para que sea capaz de jugar en varias sin dominar una.
- Dejar de rotar las ideas y el cerebro para focalizarlos en lo esencial, y realizar cambios solamente por lesión, por encontrar el debido descanso, o porque el titular es superado por el supuesto suplente; para así establecer el verdadero y muy productivo principio de competencia.
- Para desarrollar al máximo cada uno de los puntos mencionados, proceder en consecuencia, trabajando en la cancha la mayor cantidad de veces posible, y con un máximo de 23 jugadores; tres porteros y 20 futbolistas más, verdaderamente compitiendo cada uno por los 11 lugares disponibles.
Y ustedes, estimados lectores... ¿qué sugieren?
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