'No vamos al Mundial' al 'nos vamos al Mundial' Hoy criticamos el andar de la Selección Nacional con Juan Carlos Osorio, que con todo y sus rotaciones metió al Tri a Rusia 2018, caminando, con tres partidos de anticipación para que finalice el Hexagonal Final, sin embargo, pocos se acuerdan del sufrimiento de 1973 o 1981, cuando México hubiera añorado tener un técnico como el colombiano, que pese a jugar feo, metió al equipo a la justa mundialista.
Vudú, sedes hostiles, un equipo agrandado, malas decisiones técnicas o simplemente las ganas del rival de dejar fuera al que entonces era realmente el gigante de la Concacaf, fueron algunos de los factores que hicieron sufrir a México y que lastimosamente para el futbol nacional, privaron a nuestra Selección de los mundiales de Alemania 1974 y España 1982.
DE MAGIA NEGRA Y OTRAS CUESTIONES Tras haber sido anfitrión del Mundial de 1970, ahora el Tri se preparaba para buscar su pase a Alemania 1974. En uno de los primeros experimentos de Concacaf, se determinó que los dos boletos que se otorgarían para la zona se jugaran en una sola sede, y Puerto Príncipe, en Haití, fue la ciudad elegida.
El equipo que en ese entonces dirigía el ingeniero Javier de la Torre llegaba como el principal favorito. Los rivales en turno eran Guatemala, Honduras, Antillas Holandesas, Trinidad y Tobago y el anfitrión Haití.
Los mexicanos atribuyeron la penosa eliminación a cuestiones extra cancha, más allá de que no fueron capaces de vencer a sus dos primeros rivales: Guatemala y Honduras.
"México era el país a vencer y fue un trato muy hostil, nos llevaban a canchas muy feas para entrenar, muy duras, no te podías ni aventar porque era casi concreto", relató alguna vez el ex portero Ignacio Calderón, quien no pudo jugar el primer partido del torneo debido a que una botella se le reventó en la mano y lo dejó inhabilitado para el encuentro ante Guatemala.
"El camión que nos llevaba se llenaba de negritos, todos alrededor, con palos, gritos, nos movían el camión, era un camioncito de cuarta. Teníamos todo en contra".
Hasta acusaciones de que los mexicanos habían sido embrujados con vudú, práctica muy común en aquella isla, fue otra de las excusas que dieron para tratar de justificar el fracaso en aquella época.
Si bien el paso en Haití dejó marcada a esa generación de futbolistas, hubo quienes no dudaron en pensar, pese a que no eran supersticiosos, la magia negra hizo efecto en ellos, incluso después de la eliminación.
"Nunca me dejé influenciar por ese tipo de cosas, pero sí puedo decir que, al poco tiempo, a casi todos los que fuimos se nos terminó la carrera o nos pasó algo, me parece que no se salvó ni uno", llegó a declarar el segundo portero de esa selección Rafael Puente.
"Fueron tan malos los resultados para todos, no sólo en Haití sino al regreso, que te puedo decir que de las cosas que traje de allá para mi familia, las tiró todas mi mamá, pensó que sí había influido en algo en las lesiones".
Pero no solamente el vudú hizo de las suyas en Haití, los seleccionados tampoco tuvieron el mejor comportamiento fuera de la cancha, con escapadas a los bares tratando de justificar lo largo de la concentración. La realidad es que este tipo de cuestiones también hicieron mella en el funcionamiento de México.
"Sí hubo indisciplina de parte de un jugador, (Héctor Brambila) que no cumplió, hizo una indisciplina (tomar en un bar), el señor Felipe Zetter, que iba como jefe de la delegación, habló con él, de lo que yo supe, solamente fue eso", contó también el "Cuate" Calderón.
La catástrofe se consumó el 14 de diciembre de 1973, el Tri con dos empates a cuestas y un triunfo (8-0 ante Antillas Holandesas), tenía que ganar los dos partidos restantes para asegurar su pase.
El rival fue Trinidad y Tobago, quien en teoría sería el país sede para el torneo. Los mexicanos recuerdan que la forma de jugar de los trinitarios distaba mucho de lo que les conocían, y ahí llegó otra justificación.
Decían que los caribeños jugaron bajo la influencia de algún estupefaciente que los hizo rendir más en la cancha y que terminó con la goleada de 4-0 a su favor sobre México. Ahí el Tri le dijo adiós a Alemania 1974.
"Yo casi lo puedo asegurar, que jugaron dopados, con Trinidad había unos negritos que tenían una velocidad y nos metieron 4 goles", recordó el "Cuate".
"Nosotros veíamos que los negritos de Haití y los de Trinidad corrían como desesperados, con una condición muy superior a lo normal, y como no había antidoping, pues ve tú a saber lo que pasó".
Lo cierto es que con doping o sin él, con magia negra, con indisciplinas y todo el ambiente hostil que significó para los mexicanos, la falta de carácter terminó por hacer crecer el mote de "ratones verdes" y de privar a una nación de ver a México en un Mundial.
CON TODO Y HUGO La eliminatoria rumbo a España 1982 tuvo menos cuestiones extraordinarias como el Premundial de Haití, sin embargo, el resultado fue el mismo: la eliminación del gigante de la Concacaf de mano de Honduras, un logro que a la fecha los catrachos siguen echándole en cara a los mexicanos.
De nueva cuenta una sede fue elegida únicamente para jugar el Premundial, y tocó el turno para Tegucigalpa. Los mexicanos otra vez llegaban con la etiqueta de favoritos, pese a haber disputado una primera ronda muy irregular en donde empataron en dos ocasiones ante Canadá y perdieron con Estados Unidos.
Cuba, El Salvador, Haití, Canadá y Honduras eran los rivales en turno en el Hexagonal y el entrenador Raúl Cárdenas debía de corregir para no hacer un papelón como sucedió en 1973.
Hugo Sánchez, recién contratado por el Atlético de Madrid, era el estandarte nacional y el hombre gol del equipo, además de que había jugadores de calidad demostrada como Tomás Boy o Leonardo Cuéllar.
Un triunfo ante Cuba 4-0 parecía calmar las cosas en el debut del Tri, pero luego la derrota 1-0 ante El Salvador prendió las alarmas. Quedaban por delante tres juegos: Haití, a quien en teoría se le pasaría por encima, y luego Canadá y el anfitrión Honduras.
Un empate ante Haití 1-1 con gol de Hugo fue lo que se alcanzó a rescatar, complicando el panorama a falta de dos juegos. La obligación era vencer a Canadá, pero solamente fue suficiente para otro empate 1-1. Ahora sí un milagro era lo único que podría enviar a México a España 1982.
Ante un Honduras ya clasificado, la victoria era lo único que valía para conseguir el boleto. "Como estamos jugando, en España no haríamos nada", dijo el DT Cárdenas previo al juego ante los hondureños.
Y los catrachos le evitaron la pena a Cárdenas y a México de hacer un papelón en España, pues el empate 0-0 dejó con 5 puntos al Tri y le dio el pase a El Salvador y Honduras al Mundial.
Pero los pretextos nunca faltaron, con todo y que fue evidente que el equipo dio una de sus peores exhibiciones en el área de Concacaf desde que se tiene memoria.
"Primero, no teníamos ni dónde entrenar, nos mandaron como a 40 kilómetros de Tegucigalpa, y realmente entrenamos en canchas donde había estiércol de vaca", llegó a decir Guillermo "Wendy" Mendizábal, miembro de aquel equipo.
"En la calle te insultaban, no salíamos del hotel, siempre estábamos dentro, porque no era agradable".
Dicen que previo al partido ante Honduras a Tomás Boy un par de sujetos los intentaron golpear, y que, con armas de fuego, amedrentaron al volante, lo que obligó incluso a que el presidente de Honduras en aquella época Policarpo Paz, llamara a su homólogo José López Portillo para ofrecer disculpas.
Las serenatas en el hotel de concentración y las prostitutas también fueron parte de las "intimidaciones" hacia los mexicanos en dicho Hexagonal.
"De hecho, nos mandaban mujeres de la vida galante a los cuartos del hotel, tenías que estar siempre muy comprometido, a no caer en tentaciones, a tratar de encontrar tus momentos para equilibrar tu sueño", narró Cuéllar.
Así entre un equipo que dio una de sus peores exhibiciones y los factores extra cancha que siempre servirán para matizar este tipo de fracasos, el Tri en 1981 le dijo adiós a la posibilidad de jugar otro Mundial más.
Hoy México está en Rusia 2018, ahora no se tuvo que llegar como hace cuatro años, al Repechaje ante Nueva Zelanda o algún otro equipo de Asia u Oceanía para estar en el Mundial. Pese a ello, las críticas no se han hecho esperar, los cuestionamientos de hasta dónde le alcanzará a México o el escepticismo de pensar que no tiene caso ir a un Mundial si no se llegará más allá del quinto partido han opacado el logro de Juan Carlos Osorio con todo y sus rotaciones. Yo por lo pronto prefiero decir que "nos vamos al Mundial".
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