La Selección Mexicana irá este viernes en pos de un boleto que en realidad ya tiene.
Al recibir en la cancha del Estadio Azteca a la escuadra panameña, los tricolores de Juan Carlos Osorio volverán a su zona de confort: la concakafkiana zona, donde no corren peligro alguno a pesar de lo mal que juegan.
Ciertamente, lo más meritorio de la gestión del actual técnico tricolor es la facilidad con la que su equipo ha resuelto esta eliminatoria, en contrastante diferencia con lo sucedido hace cuatro años.
Pero si de establecer comparaciones se trata, deberían hacerlas no con respecto a la anterior eliminatoria, sino al papel desempeñado por la Selección Mexicana en Brasil 2014 y en otras copas del mundo; pero sobre todo, comparar el futbol jugado entonces por los tricolores con el que juegan ahora.
Más allá del simplismo de los resultados, analizar el nivel de juego. Determinar si se juega como debería jugarse considerando el material futbolístico disponible, y si con ese desempeño alcanzaría para realizar en Rusia 2018 algo ya no digamos sobresaliente, sino apenas digno.
El principal problema, una y otra vez, es quiénes lo analizan o quiénes lo determinan, y con qué capacidad cuentan para analizarlo y determinarlo adecuadamente.
¿De veras ven a Dennis Te Kloese y a Gerardo Torrado como los idóneos para hacerlo?
¿Lo son Guillermo Cantú o Decio de María?
Lo que debe definirse, entre otras cosas, es si la asistencia al Mundial del próximo año es el único objetivo, si lo de menos es aspirar a realizar en canchas rusas un papel destacado.
Si a eso le tiran, nada más a ir, pueden estar tranquilos porque ahí la llevan y este viernes podría ser obtenido ese boleto con el que de cualquier forma ya pueden contar.
Cada quien con sus ratoneros objetivos.
Twitter: @rgomezjunco |